Afirma que salió corriendo porque temió volver a ser víctima de una agresión por parte de un grupo de británicos con los que días antes había tenido problemas. Éste es el alegato de defensa que realizó ayer en el juzgado A.G.S., un joven barcelonés al que el pasado 5 de octubre fue detenido en Cala de Bou por un guardia civil fuera de servicio que bajó a la calle al oír gritos de 'al ladrón, al ladrón'.

Se da la circunstancia de que el acusado, que se enfrenta a seis meses de cárcel por hurto, llevaba en su mochila una pistola de balines y tenía recientes antecedentes por robo con violencia.

IPhone

El agente, que tras el arresto dio aviso a sus compañeros del puesto de Sant Antoni, explicó que se hallaba en su casa cuando escuchó las llamadas de auxilio. Vio al sospechoso corriendo y, una vez interceptado, una persona le relató que le había quitado su IPhone cuando se lo prestó tras explicarle éste que acababa de sufrir una avería con su coche y precisaba hacer una llamada telefónica.

«Tras él iba una persona en una moto y otra corriendo. El móvil lo devolvió otra persona que lo vio cómo éste lo arrojaba al suelo tras la persecución. La víctima, un italiano, identificó claramente al ladrón», explicó ante la juez Martina Rodríguez al agente que realizó este servicio.

El acusado, por su parte, negó todos estos extremos y atribuyó el robo a otro joven que supuestamente estaba con él, acción de la que dijo no haberse dado cuenta.

«Yo el móvil nunca lo vi. A mí lo único que me pasó fue que faltaron piernas para correr cuando mi amigo me dijo que lo hiciera. Esto es una confusión porque él también tenía tatuajes», aseguró el sospechoso.