Paulo Cesar Baptista llegó al juzgado poco antes de las diez de la mañana. Las cámaras le esperaban y él no se ocultó. No solo no tapó su rostro sino que se mostró desafiante. Llegó a la lanzar un beso a los objetivos.

Ante el juez, Paulo Cesar Baptista no dijo ni una palabra. La Guardia Civil lo llevó al juzgado poco antes de las diez de la mañana. Allí solo les esperaban las cámaras de la prensa. Tanto la familia de la víctima como la asociación Yo estoy con Abel anunciaron que no acudirían al juzgado. El juez del Juzgado de Instrucción número 4 de Eivissa, Santiago Pinsachs, ordenó el ingreso en prisión provisional del portugués, a quien se brindó la oportunidad de expresarse, pero optó por el silencio.
Ayer por la mañana fue su comparecencia de prisión, un trámite necesario en su caso, ya que tras ser extraditado desde Países Bajos y pasar unos días en una celda de Madrid, el juez de Eivissa debía pronunciarse al respecto. El día 4 de enero regresará al Juzgado de Instrucción número 4 para ser interrogado por la representante del ministerio público, el letrado que representa a la familia de Abel Ureña y su propio abogado. Ayer, el abogado del portugués no pudo acudir a la cita, por lo que fue sustituido por un letrado del turno de oficio.
El silencio total de Baptista ante el juez contrasta con la actitud desafiante que desplegó al llegar al Juzgado. Tras unas pocas horas en el edificio judicial, Baptista, de 33 años de edad, regresó a la prisión de Eivissa. De esta forma comenzó ayer el largo camino judicial que le espera al portugués a raíz de los hechos ocurridos el 19 de agosto, cuando Baptista era aún conocido en la Isla como Jose Pereira Sousa y trabajaba como miembro del equipo de seguridad del Ushuaïa Beach Club.

Los hechos
Aquella jornada mantuvo un enfrentamiento con el camarero Abel Ureña, a quien asestó dos puñetazos. El segundo resultó mortal. Ureña quedó en coma y falleció el 2 de septiembre. Contaba 28 años.
Todo apunta que el portugués será acusado por un delito de homicidio y que su pena de prisión oscilará entre los diez y los quince años. Una vez cumplida su pena en Eivissa, Baptista tendría que ser extraditado a Portugal, ya que también era prófugo de su país natal.
Allí, según la prensa de Portugal, fue condenado a seis años y tres meses de prisión por su supuesta pertenencia al grupo denominado Mafia Da Noite, dedicado a actividades relacionadas con el proxenetismo.
Baptista fue arrestado el 21 de noviembre en una localidad cercana a Amsterdam. Los investigadores de la Guardia Civil lograron dar con su rastro y seguirlo hasta Países Bajos. Allí fue detenido por agentes de las fuerzas especiales neerlandesas.
El portugués no se negó a ser extraditado a España antes que a Portugal. Podría haber intentado ir primero a su país, pero no puso inconveniente en ser juzgado primero en España.

El beso de Baptista
Aunque en realidad era un mero trámite, ya que se trataba de la comparecencia de prisión, el día de ayer era una jornada muy esperada. El hombre que golpeó mortalmente a Abel Ureña, que por ese motivo huyó de la Isla y del país y que permaneció fugado tres meses, por fin afrontaba los hechos delante de un juez. Todo se desarrolló según el guión y con total corrección. Pese a la gran expectativa creada, en la puerta del juzgado no había curiosos. Solo la prensa y las cámaras. Se mostró desafiante y aguerrido e incluso lanzó un beso a los objetivos. Dentro, ya ante el juez, y como era de imaginar, no quiso hablar a pesar de que estaba en su derecho. El 4 de enero, cuando ha sido citado a declarar, tiene de nuevo una oportunidad para explicarse. Ayer, pocos minutos después de entrar en el Juzgado, su imagen ya estaba ‘colgada' en numerosas web, tanto de Eivissa como de ámbito general. Acto seguido la foto fue pasando de mano en mano a través de las redes sociales.