La juez del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Clara Ramírez, dejó ayer visto para sentencia el caso de una joven de nacionalidad italiana, Anna T., a la que se acusa de la comisión de un delito de hurto en grado de tentativa cometido en la discoteca Space en 2010. La mujer fue sorprendida por los miembros de seguridad del club con cámaras de fotos y teléfonos móviles presuntamente hurtados a clientes del local. Entre estos objetos había tres teléfonos móviles que fueron denunciados como robados y posteriormente reintegrados por la Guardia Civil a sus propietarios. Eran un Nokia 70, un iPhone y un Samsung 480 que, en total, costaban más de 400 euros, motivo por lo que la italiana está acusado por un delito de hurto y no por un simple falta. La fiscal pidió una pena de seis meses de cárcel. La defensa, por su parte, reclama la absolución, ya que la italiana dice que ella no robó nada en la discoteca y que, en realidad, los aparatos electrónicos que encontraron dentro de su bolso se los dio un hombre de su misma nacionalidad al que había conocido ese mismo día, el 4 de agosto.

Confesión
A través de una intérprete, Anna T. explicó a la juez que este hombre y otros a los que también conoció ese día le dieron los aparatos para que ella los metiera dentro de la discoteca ya que sólo ella, según dijo, llevaba bolso.
Añadió que le dieron los teléfonos y las cámaras porque creían que a ella no le iban a registrar, ya que, dijo, está prohibido entrar a las discotecas con cámaras.
Una cliente de la discoteca de nacionalidad británica a la que, supuestamente, la acusada robó uno de los teléfonos dijo al jefe de seguridad de Space, que ayer declaró como testigo, que esta misma mujer le había robado el año anterior en el mismo lugar y también esperando un descuido.
La abogada defensora dijo en la sala que la instrucción del caso no se había realizado correctamente, ya que la mujer que dijo que la acusada la había robado el año anterior no fue llamada a declarar.
Destacó igualmente que tampoco acudieron al juicio las víctimas de los robos y que no entendía por qué en la discoteca dejaron marchar al hombre a quien la acusada señala como la persona que le entregó los aparato.
Tanto el jefe de seguridad como un guardia civil que declaró por videoconferencia dijeron que, en su momento, la italiana «se derrumbó» y admitió haber robado los móviles.