En el banquillo casi siete años después por varios casos de robo que en su día se le imputaron y por los que el fiscal pide una condena de tres años de prisión, uno de ellos al imputarle también un presunto delito de receptación.

El hombre que fue juzgado ayer por este caso, un extoxicómano rehabilitado, negó su implicación en los sucesos que se le atribuyeron pero sí reconoció su participación en otros hechos anteriores ocurridos durante esta época. «Por ellos ya pagué», dijo ayer el acusado ante la juez Martina Rodríguez. La Guardia Civil lo apresó el 2 de septiembre de 2005 tras una investigación en la que se intervinieron dos compresores, un taladro, un cargador de red eléctrica y otras herramientas junto con una minicadena, un aparato de televisión y un ordenador portátil, entre otras herramientas.

Las pesquisas policiales acreditaron que los aparatos electrónicos habían sido sustraídos de un comercio de Cala de Bou y parte de las herramientas de un inmueble en obras de Sant Agustí.

Pisadas

El sospechoso explicó ayer que el material robado del establecimiento de Cala de Bou lo adquirió en un locutorio de es Viver después de que se lo ofreciera por 400 euros. «Me pareció muy barato. Querían venderlo rápido y, por aquélla época y mi estado, no pensé que fuera robado», afirmó.

La investigación del Instituto Armado también relacionó a dicha persona con un robo ocurrido en un edificio en obras de Sant Agustí donde se encontraron pisadas. «Nos llamó mucho la atención porque sólo había marcas de una zapatilla. El ladrón sólo llevaba un zapato», indicó en el juicio un agente que participó en la inspección ocular.