Tras escuchar al denunciante y al denunciado, a la representante del ministerio público le quedó claro que el segundo fue el agresor del primero, aunque aquel lo negó repetidamente, y por eso mantuvo su petición de un año y medio de cárcel, una multa de 2.713 euros y una indemnización para la víctima de 719 euros por las secuelas. Los hechos que ayer juzgó la juez del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, Clara Ramírez de Arellano, ocurrieron en Vila el 9 de agosto de 2007 sobre las diez de la noche, aunque el supuesto agresor no fue detenido hasta 2009.
Ambos, denunciante y denunciado, tienen una gran fortaleza física y son de Móstoles, y se encontraron en Eivissa por casualidad, siempre según la versión del primero, ya que el segundo señala que ni siquiera se conocen. El denunciante dijo que en Móstoles coincidieron en un restaurante y que allí tuvieron un altercado porque alguien había dicho al denunciado que le había calificado de «comemierda».
Cuando se encontraron en Eivissa concertaron una cita para hablar de este asunto y fue cuando, según el denunciante, se produjo la agresión.

Puñetazo
«Me dio un puñetazo en la mandíbula, me tiró al suelo y allí siguió dándome patadas y puñetazos, de forma que me sacó la clavícula», explicó en el juicio a través de videoconferencia.
Facilitó a la policía una descripción de su presunto agresor, dijo que se trataba de una persona a la que llaman Erick El Cubano, y también facilitó la calle en la que vive en Móstoles. El acusado, que tiene nacionalidad española y nació en Rusia de padre cubano y madre rusa, niega que se le conozca por ese apodo. Dos años después lo detuvieron y ayer llegó el día del juicio.
El acusado negó absolutamente todo. Su abogada pidió la libre absolución porque dijo que no había pruebas de que su cliente fuera el agresor. Por si acaso, reclamó el atenuante de dilación indebida e intentó desacreditar el informe forense que describe los daños sufridos por el denunciante.
Dijo la abogada que la luxación que padecía y debido a la cual le colocaron unas agujas de Kirschner puede que no fuera producida por una agresión sino, aventuró, se la causara haciendo deporte u otra actividad.