Agentes de la Policía Nacional han interceptado en Sant Adrià de Besós (Barcelona) un envío de cocaína alojado en un vehículo mediante un sofisticado sistema de ocultación, conectado con el encendido del motor y el engranaje de marcha atrás del coche.

Este sistema se activaba mediante una secuencia de acciones, a modo de código, que hacían desplazarse los asientos delanteros y permitían el acceso al habitáculo en el que se encontraba la droga, con capacidad para 50 kilos, según una nota de la Policía Nacional.

En la operación, ha sido detenido el conductor y único ocupante del coche, que transportaba un kilo de cocaína de gran pureza de Madrid a Suiza, como presunto responsable de un delito contra la salud pública.

La investigación comenzó sobre una red que se dedicaba a introducir cocaína en Eivissa durante el verano, en tanto que el resto del año la organización reorientaba sus actividades hacia destinos alternativos, como Reino Unido o Suiza.

Una sola persona se encargaba de hacer llegar la droga en coche desde Madrid a su destino a cambio de una importante suma de dinero.

Los investigadores detectaron uno de estos envíos, en concreto con la ruta Madrid-Suiza, con escala en Barcelona durante la noche, por lo que se desplegó un operativo para interceptarlo.

La operación supuso el arresto del conductor, que trasladaba tres paquetes de cocaína de gran pureza, con un peso total de un kilogramo.

Los paquetes se encontraban escondidos en un sofisticado doble fondo, que se accionaba mediante un sistema hidráulico conectado con el encendido del motor y el sistema de marcha atrás del coche.

Para su apertura, el sistema requería que se llevaran a cabo secuencialmente una serie de acciones para poder acceder el habitáculo escondido.

Los investigadores contaron con el apoyo del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) para poder descifrar el código que dejaba al descubierto la droga.

Tras una intensa labor, los especialistas lograron averiguar que haciendo girar el encendido del vehículo, engranando la marcha atrás y pulsando un botón, los asientos delanteros se inclinaban dejando al descubierto dos «caletas» con capacidad para unos 50 kilos de cocaína.

En uno de los habitáculos, el de menor tamaño, se encontraba oculta la droga.

En el momento de su detención, el conductor del vehículo portaba dos teléfonos móviles nuevos, más de mil euros en efectivo y un documento con detalles sobre la forma de practicar la entrega.

La operación ha sido desarrollada por agentes del Grupo de Respuesta Especializada al Crimen Organizado (GRECO) de Ibiza de la Comisaría General de Policía Judicial, con el apoyo de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña y el Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas.