La conocida empresaria Pilar Fernández, propietaria del club de alterne Sin, y su hija, Sonia Posilio, se sienten víctimas de una situación «absurda e injusta». «Nos hemos visto envueltas en un asunto muy feo sin tener nada que ver», señaló ayer Pilar Fernández. Ambas fueron detenidas la semana pasada junto a otras seis personas por agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil que investigan el violento asalto a la casa de Cala Jondal de un empresario que resultó herido grave, ya que se fracturó ambas piernas cuando, atado y amordazado, se lanzó por una ventana para huir creyendo que sus agresores aún seguían en la casa.

La Guardia Civil ha dejado claro que ninguna de las dos tiene nada que ver con el suceso, «pero el daño ya está hecho», remarcan las dos, «y queremos que nuestra imagen quede tan limpia como debería estar o como en realidad está»

«Cometí un error al comprar un Ipad a una camarera rumana que lleva cuatro años conmigo y en la que tengo plena confianza, que no es más que una víctima más, y yo no sabía que el Ipad era robado, tengo corazón y soy una persona muy honrada, y mi hija aún más, y no hay derecho a lo que nos han hecho», manifestó Pilar Fernández muy indignada.

En libertad

Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil llegaron hasta la madre y la hija a través de este Ipad, que fue robado en la casa de Cala Jondal.

Tras declarar en las dependencias de la Guardia Civil, ambas fueron puestas en libertad. Sonia sin ningún tipo de cargo y Pilar acusada por la presunta comisión de un delito de receptación, es decir, haber comprado un objeto robado.

No llegaron a dormir en las dependencias de la Guardia Civil, pero Sonia pasó seis horas en el calabozo, una experiencia que la ha dejado traumatizada y por la que se encuentra en tratamiento médico.

La hija de la empresaria se vio envuelta en este asunto porque utilizó el Ipad que su madre había comprado a la camarera.