El Hotel Orosol en Sant Antoni, lugar donde se produjo el accidente que terminó con la vida del británico.

Un joven británico de 27 años falleció ayer por la mañana al caerse por accidente desde el cuarto piso del hotel Orosol, situado en la calle Ramón y Cajal de Sant Antoni.

El suceso se produjo, según informó la Guardia Civil, cuando el fallecido acababa de regresar de pasar la noche de fiesta junto a sus amigos a las 08,40 horas de la mañana.

En ese momento, todo parece indicar que el joven intentó vomitar desde la ventana de su habitación con la desgracia de precipitarse hacia el interior del hotel desde un cuarto piso por causas que aún se desconocen.

Inmediatamente se trasladaron hasta el lugar del accidente una ambulancia del O61 y una unidad de la Guardia Civil, aunque no pudieron hacer nada por salvar la vida del ciudadano británico ya que éste falleció en el acto a causa de las lesiones producidas por el impacto contra el suelo.

Caso muy reciente

Aunque en el caso de ayer todo parece indicar que el motivo de la caída fue un desgraciado accidente cada verano aumenta el número de jóvenes británicos que se precipitan desde balcones o ventanas de hoteles en Balears.

Sin ir más lejos, el último caso en Eivissa se produjo durante la madrugada del pasado domingo 2 de septiembre. En este caso, fue un joven de 33 años el que se precipitó desde un cuarto piso de los apartamentos Mira Mola, en la calle Carlos Román Ferrer de es Viver, fracturándose la mandíbula, el fémur, un brazo y la pelvis. Aún sigue ingresado en coma inducido en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario.

Precisamente para prevenir casos como estos el Ministerio de Asuntos Exteriores británico, junto a la asociación de agencias de viajes, ABTA, lanzó por segundo año consecutivo al principio del verano una campaña informativa protagonizada por un joven de 19 años que sobrevivió a una caída desde un balcón de un hotel de Magaluf durante sus vacaciones del año pasado.

«Un hotel familiar y tranquilo que nunca había causado ningún problema»
Tras el accidente de ayer por la mañana la consternación era total, tanto dentro como fuera del hotel Orosol.
Las encargadas de la recepción, aún con la emoción y la impresión en sus ojos, no daban crédito a lo sucedido. «No me puedo creer que algo así haya pasado. Siempre hemos tenido un público familiar y este caso no tiene nada que ver con locos que hacen balconing», explicaba una de ellas.
Por su parte en el exterior, tampoco los vecinos se explicaban lo sucedido. «Yo llevo viviendo aquí muy cerquita toda la vida y le puedo asegurar que este hotel es muy familiar y de los más tranquilos que hay en el pueblo y nunca ha dado ningún problema», explicaba una señora mayor mientras su marido afirmaba que «la culpa no la tienen los hoteleros sino estos jóvenes turistas que vienen a Eivissa como locos y que no tienen medida de ningún tipo».