El ibicenco César Mayol Serra está realizando un Business Intelligence Course, en una Universidad neoyorkina. Se mudó a Nueva York tras terminar sus estudios superiores en Madrid y realizar unas prácticas en el departamento de Marketing en la Central de Coca-Cola España. Por tanto, le ha tocado vivir el paso del huracán Sandy por la Gran Manzana.
«Tras enterarnos de que el huracán se acercaba, la ciudad se revolucionó, la gente iba a los supermercados a llenar los carros de provisiones como si de una guerra se tratase», explica.
«Lo primordial era comprar agua, latas de conservas, baterías y velas. Mientras, en todos los medios de comunicación, las advertencias y recomendaciones no cesaban, creando un auténtico ambiente de alerta», añade.
Todavía el fin de semana, cuando ya habían transcurrido varios días del paso de la tormenta, «todo el downtown de la ciudad sigue completamente a oscuras, por lo que la gente ha tenido que mudarse a otras zonas de la ciudad con familiares y amigos».
«Todo está cerrado, desde los bancos hasta las tiendas de comestibles; es como una película en la que despiertas un día, sales a la calle y no hay nadie. Parece mentira que pueda pasar esto en una ciudad como ésta», apunta Mayol.
«Nosotros, los estudiantes», relata, «nos hemos pasado dos días encerrados en la residencia, entre un estruendo de agua y viento y de cientos de objetos que iban golpeando a nuestro alrededor. A día de hoy, casi una semana después del paso del huracán, difícilmente se va recuperando la normalidad: el metro apenas funciona y se ve a militares repartir víveres a los ciudadanos».