Francesc Ribas, el pasado miércoles, escuchando a un testigo. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA

Veredicto: no culpable. Tras un día de deliberación, el Tribunal del Jurado emitió ayer a mediodía un veredicto de no culpabilidad para Francesc Ribas Ribas, el expolicía local de Sant josep acusado por la Fiscalía de un delito de homicidio por la muerte de Karina Rosales en la carretera que une Sant Antoni y Santa Agnès el 11 de mayo de 2012. El juez ordenó su puesta en libertad.

Según informó en un comunicado el Tribunal Superior de Justicia de las Illes Balears, «el Jurado ha considerado que no hay indicios concluyentes y que se desconoce quién o quiénes son los autores del crimen». Además, indica que, según los miembros del Jurado, «existe una imposibilidad material de poder determinar la autoría de los hechos al haber muchas dudas referentes a la prueba presentada en el juicio, entendiendo que no se han seguido todas las vías de investigación posibles, habiendo surgido muchas dudas respecto a los datos aportados por los peritos forenses en cuanto a la data de la muerte».

Tras la lectura del veredicto, el magistrado presidente del Tribunal del Jurado, Juan Jiménez Vidal, dictó in voce una sentencia absolutoria para el acusado y ordenó su puesta en libertad. La sentencia es recurrible ante la sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de las Illes Balears.

Tras cuatro días de juicio y uno de deliberación, llegó el veredicto y la posterior sentencia absolutoria para Francesc Ribas Ribas, quien ha estado tres años encerrado en prisión provisional.

En su declaración el primer día del juicio, Francesc Ribas destacó que a la vista de las fotos del escenario del crimen, «esto es una barbaridad que yo soy incapaz de hacer».

Francesc Ribas ha mantenido en todo momento su inocencia y en el turno de última palabra cargó duramente contra el capitán de la Guardia Civil que dirigió la investigación. «El capitán don Bartolomé del Amor es el más incompetente que ha pisado Baleares y lo puedo demostrar», subrayó Ribas antes de ser cortado por el magistrado.