El decano del Ilustre Colegio de Abogados de las Islas Balears, Martín Aleñar, destacó ayer que la profesión tiene más trabajo que nunca porque «estamos ante una incontinencia legislativa que en cuestión de 3 meses nos deja una reforma del Código Penal, de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y nuevas leyes, por lo que hay que estar al día sin perder tiempo».

Martín Aleñar presidió junto a varios miembros de la Junta de Gobierno los actos de la fiesta anual de la abogacía de Eivissa, en cuyo marco se distinguió con la insignia de oro a Alonso Marí Calbet por sus 50 años como colegiado, así como la insignia de plata para Maria Virtudes Marí Ferrer, Maria del Pilar Chico Soler, Maria del Carmen Noguera Tur, Cristina Tur Sanz y Juan Antonio Marí Román.

Además, los abogados Víctor Jiménez y Juan Antonio Marí recibieron una distinción por su dedicación y servicio a los intereses de la abogacía pitiüsa, como miembro de la Junta de Gobierno del ICAIB y delegado del Colegio en las Pitiüses, respectivamente.

El salón de actos del ICAIB se llenó durante la mañana de ayer en una convocatoria que también incluía la jura e imposición de toga a los abogados Jaime León Díaz de Entresotos, Alexandra Nua Agreda, Maria Tania Marí Marí e Irma Torres Planells.

Además, el decano de los abogados entregó al delegado de Cáritas Diocesana de Eivissa, Joan Marí, un cheque solidario de 2.000 euros con el que el ICAIB contribuye al desarrollo de los proyectos de ayuda social que impulsa esta organización.

Martín Aleñar destacó en su discurso que la abogacía pitiüsa estaba de gala por un triple motivo. «Por celebrar los 50 y 25 años de trayectoria de seis compañeros, dar la bienvenida a los que llegan a una profesión dura pero apasionante y, en tercer lugar, por el reconocimiento a la labor de Víctor y Juan Antonio», afirmó. Además, tuvo palabras de agradecimiento para Carmen González, la nueva delegada del Colegio en las islas. «Muchísimas gracias a todos porque sois un ejemplo de vocación. Esto de ser abogado se lleva en el ADN», señaló Aleñar, quien añadió que «cada despacho de abogados es una oficina de derechos humanos». También tuvo un mensaje para los nuevos miembros: «Esta promesa o juramento no es un formalismo, es la esencia de la profesión, ser leal con la profesión y con los clientes».

Asimismo, subrayó que el colegio está para ayudar y que trabajan para que los cursos sean más accesibles para los colegiados de las Pitiüses. «Sin abogados no habría Justicia», apuntó Aleñar, quien hizo hincapié en que la abogacía «siempre reclamará la derogación de las leyes injustas y seremos críticos ante todo lo que suponga un recorte de los derechos».

Por su parte, Alonso Marí Calbet, señaló estar «encantado y agradecido» con un premio, la insignia de oro, que «reconoce la constancia. Siempre he estado en el colegio. Empecé trabajando para clientes y, desde hace ya muchos años, para mi empresa. Satisfacción total».

Irma Torres, quien recibió ayer su toga, destacó lo difícil que es llegar y el esfuerzo de viajar durante años a Palma para hacer la carrera».