Imagen de la fachada del comercio S’hort Nou, situado al lado del hipódromo de Sant Rafael. | DANIEL ESPINOSA

Carmen Marí, dueña del comercio S’hort Nou, situado al lado del hipódromo de Sant Rafael, ha puesto una denuncia en la comisaría de la Guardia Civil por las amenazas recibidas el pasado miércoles en su propio establecimiento.

El autor de los hechos, según relató la dueña del local, entró ebrio y drogado, y se ofreció a ayudarle en lo que hiciera falta. Ante la contestación de Marí de que no le hacía falta nada, el individuo se «alteró» y empezó con «amenazas de muerte». Esta situación se produjo a las 18.15 horas, y el sujeto de los hechos le mantuvo atemorizada y sin salir del comercio hasta las 19.40 horas. «Le dije dame la mano, somos amigos», le intentó convencer Marí para que el sujeto saliese del comercio tras más de una hora en su interior.

Tensa espera

Durante el tiempo que pasó la dueña del local dentro de su negocio reclamó la presencia urgente de los agentes de seguridad. En primer lugar avisó a la Policía Local, y más tarde a la Guardia Civil. Le prometieron llegar en 15 o 30 minutos, pero finalmente no se personaron en el sitio. Además, comentó que nadie se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo en el interior, a pesar de que al lado de su negocio hay un local.

La tensa situación que vivió la dueña se prolongó más de una hora, hasta que finalmente salió al exterior del negocio para avisar de lo ocurrido. El sujeto decidió marchar por su propio pie por la vía y, según indicó Marí, durante este tiempo no lo ha vuelto a ver más. Esta es la segunda vez, la primera fue el año pasado, que este sujeto frecuenta el mismo local de manera ebrio y drogado. Aun así, no ha sido hasta esta ocasión que debido a las amenazas de muerte la dueña del comercio S’hort Nou se ha visto obligada a acudir a la comisaría de la Guardia Civil para interponer la correspondiente denuncia por los hechos vividos en primera persona el pasado miércoles.

EL APUNTE

Sin noticias de la policía

La dueña relató que ante las amenazas de muerte recibidas por parte del sujeto que acudió a su local, tuvo que coger el teléfono y llamar a la Policía Local y Guardia Civil. Le prometieron acudir en 15 ó 30 minutos como máximo. Pasado este tiempo, Marí no sabía qué ocurría por el hecho de que no venía ningún agente de seguridad.

Pasado este trago, la dueña del local explicó que la excusa que le dieron fue que “todas las patrullas estaban de servicio”.

“La próxima vez no les llamaré”, indicó enfadada Carmen Marí.