Imagen de la señal institucional de la Audiencia Provincial de Madrid en la que aparece Antonio Ortiz, el presunto pederasta de Ciudad Lineal. | Efe

El perfil que elaboraron los agentes de la Policía Nacional expertos en conducta describía al autor de las agresiones que se cometieron en Ciudad Lineal entre 2013 y 2014 como un pederasta con «parafilias marcadas en su personalidad», decidido, tranquilo e imprudente, así como posible víctima de abusos sexuales en la infancia y con tendencia a ir a por «niñas orientales y de aspecto aniñado».

La forma de actuar de Antonio Ortiz, lo que hacía con sus víctimas, la selección que hacía de las niñas o los modos en los que abordaba a las menores llevaron a los expertos en análisis de conducta a la hipótesis de que el autor de los hechos era un solo agresor, algo de lo que tuvieron certeza a la tercera agresión. Su trabajo servía a los investigadores de herramienta para lograr una identificación.

Así lo ha manifestado en el juicio contra Ortiz uno de los agentes de la Policía Nacional del departamento especializado en definir perfiles de agresores sexuales. «No hemos sido capaces de identificar ni una acción que se pueda computar a una persona diferente con objetivos diferentes», ha aseverado el especialista durante su testifical.

El experto ha relatado cómo se llegó a la hipótesis -conjunto de características- de que se trataba de un solo autor en base especialmente a las descripciones dadas por las niñas agredidas. «No hacemos ninguna hipótesis que no sea aportada sobre la base de la información dada por los investigadores», ha recalcado.

Objetivo

Los agentes elaboraron un perfil que indicaba que el autor era un agresor varón, entre 30 y 35 años, pelo liso y castaño, una verruga junto a la boca, es español, tiene un Toyota Gris, no tiene hijos, tiene acceso a un piso deshabitado con puerta de acceso, es pederasta con parafilia muy instaurada en su personalidad, ha sufrido abusos en su infancia».

El informe apuntaba que su objetivo eran niñas orientales y de aspecto aniñado y añadía que esta persona era decidida e imprudente en sus acciones. «Habrá más agresiones y cada vez serán más graves. Carece de empatía. Es tranquilo. Con obligación laboral que le deja libres martes y jueves. No en círculos de pederastia. Vive su pederastia en soledad y consulta contenidos sexuales», indicaba el perfil.

A medida que iba avanzando la investigaciones se elaboró otro informe que indicaba que las noticias que se difundieran por los medios podrían ayudar al pederasta a perfeccionar su modus operandi.

Hipótesis

En concreto, se reunían globalmente los datos dados, independientemente de que hubiera alguna diferencia. «Con distintas víctimas que dan diferentes datos de un mismo agresor se tienen en cuenta esas diferencias pero todos los datos se ponen en común con el resto para que se salven las diferencias que se puedan dar», ha dicho.

«Si hay suficientes elementos en general sobre cómo fueron abordadas o agredidas, eso permite establecer una hipótesis de un solo autor, independientemente de que alguna víctima diera algún dato diferente», ha indicado.

Así, ha destacado que lo más valiosos son referencias a conductas, ya que los datos descripciones pueden suponer un error en la percepción teniendo en cuenta que eran niñas pequeñas. «Las conductas están ahí y tienen un peso diferente en la memoria. Puede haber error en descripción de un dato diferente», ha dicho.

Además, uno de los agentes que se entrevistó a las amigas de la niña abordada en abril de 2014 ha manifestado que las pequeñas le describieron como una persona agradable y bien vestida.