Los dos expertos de la unidad de criminalística tomaron pruebas fotográficas de diversos detalles del escenario y elementos que deben ser analizados para ratificar la intencionalidad del fuego.

Los agentes del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil especializados en incendios localizaron ayer el foco de iniciación del fuego que calcinó 14 vehículos. También recogieron muestras que deberán determinar la posible presencia de elementos como acelerantes en un siniestro que la mañana del miércoles afectó a un total de 20 vehículos estacionados en el depósito municipal de Sant Josep, en Cala de Bou.
Tal y como avanzó en su edición de ayer Periódico de Ibiza y Formentera, dos agentes especializados se desplazaron desde Palma para analizar un escenario en el que la policía judicial de la Guardia Civil había hallado elementos e indicios que apuntan a que el fuego fue intencionado.

Los dos investigadores de la Guardia Civil llegaron a media mañana al escenario del incendio, el depósito municipal localizado en la calle Jaén, en Cala de Bou, junto a un miembro de la Policía Local de Sant Josep. Los agentes analizaron la evolución de las llamas, tomaron fotografías en el punto del incendio y también se interesaron por los accesos al recinto. Todo el material recogido deberá ser analizado en Palma. No obstante, fuentes de la investigación indicaron que la hipótesis principal es la de un incendio intencionado.

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Devastador incendio
El fuego se inició minutos antes de las 07.00 horas del miércoles en un punto donde se encontraban retirados cuatro ‘taxis pirata’ y junto a un muro divisor con un depósito anexo en el que hay un centenar de vehículos entre turismos, furgonetas y motos.
Un vecino de la zona fue quien dio la voz de alarma al advertir las primeras llamas sobresaliendo en el interior del recinto municipal. Tras darse la alerta, en cuestión de minutos llegaban al escenario del siniestro los primeros agentes de la Policía Local de Sant Josep y poco después llegaban dos vehículos de bomberos con ocho efectivos.
Los trabajos de extinción se prolongaron durante dos horas en medio de pequeñas explosiones originadas por los neumáticos de los vehículos que estaban envueltos en llamas.

Los bomberos consiguieron frenar el avance de las llamas que saltaron de coche en coche y amenazaban con extenderse al recinto contiguo, donde la acumulación de vehículos era mayor. Los equipos de extinción necesitaron más de 12.000 litros de agua para apagar el virulento incendio.