Helena Benlloc en su despacho del Ayuntamiento de Sant Josep durante la entrevista. Foto: DANIEL ESPINOSA

Helena Benlloch, es una sonrisa constante y la viva imagen del dinamismo y la vitalidad. Nació en Barcelona, pero se confiesa una enamorada de Eivissa, tanto que lleva 15 como residente y 31 años viniendo de turista. «El president del Consell, Vicent Torres, me dijo que me deberían dar a mí el premio a una de las turistas que lleva más tiempo viniendo», bromea antes de comenzar la entrevista. Licenciada en Relaciones Laborales, tras una extensa trayectoria laboral en banca privada, en la Diputación de Barcelona o en el Consell d’Eivissa, y ser una de las impulsoras, junto a su familia, del desaparecido Festival Internacional de Cine de Eivissa, el alcalde José Marí Ribas ‘Agustinet’, la convenció para que se encargara del área de Cultura a pesar de que no tenía ninguna experiencia previa. Eso sí, a su favor cuenta con que es «una estresada de la cultura, que intenta no perderse ninguna exposición, ninguna obra de teatro ni ningún concierto»

—¿Cómo lleva su primera experiencia como política y como responsable de Cultura del Ayuntamiento de Sant Josep? 
—De momento muy bien. Es un trabajo muy duro, más de lo que  pensaba, pero creo que juega a mi favor que soy una persona muy activa, dinamica y positiva. Además, tengo cuatro años por delante, apasionantes, porque nos hemos propuesto mejorar muchas cosas en el municipio. 

—¿Tan mal se encontró la Concejalía? 
—No es eso. Es cuestión de seguir creciendo. El anterior equipo de Gobierno puso en marcha iniciativas muy buenas que hay que mantener, como por ejemplo dos de sus grandes logros, el Cinema a la Fresca y el Tapacine, que han conseguido revitalizar al municipio los viernes. Lo que funciona bien no se tiene que tocar. 

—Eso es lo bueno... ¿y lo malo? 
—No se crea que tantas cosas. Sí hemos heredado un pequeño problema en materia de patrimonio con el Pou des Carbó, en ses Salines. Existe un proyecto para reformarlo y ponerlo en valor porque está deteriorado, pero no es fácil porque hay problemas legales y además necesitamos una importante inyección económica del Consell d’Eivissa y del Govern balear. 

—Antes comentó que quería mejorar muchas cosas. ¿Cuáles?
—Bueno, por ejemplo, intentar dinamizar la sala de exposiciones de Can Curt en Sant Agustí. Es un lugar muy bonito, que bajo mi punto de vista está un poco desaprovechado. Muchos vecinos se quejan del horario que tiene y de que las exposiciones no se publicitan lo suficiente y eso hay que cambiarlo.

—¿Y cómo? ¿Ustedes no tienen problema con la famosa Ley Montoro para contratar personal?
—[risas]. Por supuesto, es algo que nos persigue a todos los ayuntamientos de España. Pero nosotros no nos queremos quedar con los brazos cruzados y darnos por vencidos, así que personalmente me he puesto en contacto con el SOIB para ver si podemos conseguir tres personas más que nos ayuden en el área de Cultura. Si las conseguimos daríamos un impulso muy importante a todo. 

—¿Esto también supondría, en el caso de Can Curt, más programación?
—Exactamente. Una de las cosas que nos encontramos cuando llegamos a la Concejalía era la falta de programación para este invierno en esta sala de exposiciones. Yo le aseguro que esto no va a volver a ser así. Nos hemos propuesto que, como mínimo, haya una exposición mensual durante la temporada de invierno porque después, cuando llega el verano, todo el mundo quiere exponer. Eso no puede ser, los vecinos que viven todo el año se merecen una sala de exposiciones que esté viva.

—Pero para que esto sea así, también es importante que se den a conocer y se publiciten. Y, sinceramente, hasta ahora, de eso, poco de poco por parte del Ayuntamiento...
—Exactamente y es un grave error. Yo, como aficionada a la cultura que soy, no hay cosa que me disguste más que ver en el periódico que ayer se celebró algo y lamentarme por no haberme enterado. O al revés. Pensar que una asociación o agrupación se ha trabajado algo para ponerlo en marcha y luego que sólo acudan cuatro o cinco personas. Por eso creo que tenemos que hacer un plan serio a nivel de la isla y a nivel de nuestro municipio para potenciar la conexión con los medios de comunicación y los propios vecinos, ya sea a base de carteles, ruedas de prensa previas o redes sociales. Nadie de la isla se puede quedar sin saber qué se va a hacer.

—Pero no sólo durante los cuatro meses de verano. Qué luego parece que al residente de todo el año se le olvida...
—[risas]. Ya le digo que eso no va a pasar. Por ejemplo, en Sant Josep nos hemos propuesto poner en marcha un programa cultural serio y variado para que todo el mundo de la isla sepa que durante todo el año se pueden hacer actividades y disfrutar con la cultura. Queremos ser un referente y que vengan a vernos.

—Afortunadamente cuentan para ello con la reciente apertura de Can Jeroni. ¿Habrá un antes y un después de su inauguración?
—Por supuesto. Tras muchos años de esfuerzo de todos los Gobiernos, me siento muy afortunada de ser la concejala de Cultura a la que le toque inaugurar y poner de nuevo en marcha, después de dos años de reforma, un proyecto tan importante como éste para el municipio y para la isla. Pero eso también supone una gran responsabilidad y por eso estamos preparando la mejor programación posible, no solo para el día de la inauguración, sino para más adelante. 

—Lo cierto es que ofrecerá un amplio abanico de actividades...
—Sí. Además de cine, donde se hará el tapacine y un ciclo de películas a modo de filmoteca, también tiene un escenario de teatro para representaciones en pequeño formato con diez o doce actores, para conciertos de música clásica, blues o jazz, e incluso como centro de conferencias para impartir coloquios y charlas. Y todo con más de 150 butacas. Será un centro cultural muy importante, creo que no solo a nivel insular sino a nivel balear.

—¿También se abrirá la sala anexa de exposiciones? 
—Exactamente. Una cosa va ligada con la otra. Para la sala de Can Gregori, que también ha estado cerrada durante los años de las reformas, ya tenemos lista de espera tanto de artistas locales como de fuera de la isla. Además, estoy en contacto con el director del Museu Monogràfic de Puig des Molins, Benjamí Costa, y ya tenemos casi cerrado la posibilidad de exponer obra de este centro en la sala. Sería otro valor añadido muy importante, porque además de lo que se pueda ver también abrirá la posibilidad de dar charlas y conferencias relacionadas con la historia. 

—De entre esa lista de espera, ¿se ha pensado en los jóvenes? Ellos son los que más difícil lo tienen para exponer...
—Sí. Can Curt en Sant Josep servirá para dinamizar a los jóvenes artistas de la isla. En este sentido estamos en contacto con los propietarios de La Nave, la nueva sala que se ha abierto en ses Salines, para apoyarles en un concurso de jóvenes talentos que van a poner en marcha. No quiero adelantar más cosas porque es un proyecto suyo, pero sí que les he dado mi palabra para que estos artistas hagan exposiciones colectivas en enero y febrero, cuando hay más déficit de exposiciones. Somos conscientes de que hay un problema de salas y por eso nosotros queremos ceder las nuestras de forma gratuita. 

—Cambiando de tercio. También es concejala de Patrimonio. ¿Cómo está el tema en un municipio tan amplio como Sant Josep?
—Es complicado porque también es muy diverso. No hay que olvidar que abarcamos desde Sant Josep o Sant Agustí o Sant Jordi a Platja d’en Bossa...

—¿La oveja negra del municipio? 
—No tanto. Dejemoslo en la parte más diferente. Tiene sus particularidades nada más, pero como las tiene ses Salines por ejemplo.

—Pero en ses Salines han hecho un centro de interpretación y en otros lugares hay valores patrimoniales muy interesantes y en Platja d’en Bossa no parece que haya tantos...
—Eso es verdad. Pero no por eso podemos olvidarnos de ella. Al igual que en ses Salines creemos que el centro de interpretación aún se puede mejorar un poco, dándole un contenido cultural aprovechando su sala con pantalla, en Platja d’en Bossa tenemos que analizar bien sus posibilidades. Tenemos que hacer partícipes de nuestros bienes y de nuestra cultura a todos los vecinos del municipio, sin excepción. 

—Eso suena bien. ¿Cuál es su plan?
—Como no tenemos presupuesto tenemos que tirar de imaginación, así que nos hemos propuesto hacer un ciclo de música clásica en nuestros bienes patrimoniales. Hemos contactado con las bandas locales y baleares y les encanta la idea. Creo que sería algo genial para que la gente conociera sus torres.

—Hablando de torres, la Torre des Savinar o Torre del Pirata. Hay quien dice que puede acabar muriendo de éxito la zona y la instalación con tanta visita incontrolada, ¿qué opina?
—Que lleva razón. Somos conscientes de que hay que hacer algo urgentemente. Por eso uno de nuestros proyectos estrella pasa por la museización de esta torre en Cala d´Hort. Es uno de los bienes más importantes de Eivissa, uno de los más fotografíados a nivel mundial, pero hay que controlar su acceso. Hemos hablado con la propiedad privada y pretendemos solucionar el problema de parking y de los robos que hay en él, mejorar el sendero de acceso, y poner a alguien que abra la puerta y la pueda enseñar por dentro como corresponde a algo tan importante. 

—Escuchándola tiene mucho trabajo por delante...
—Y tanto. Por ilusión no será, pero si consigo hacer todo lo que tenemos en mente, dentro de un año nos tendréis que dar un premio [risas].