Como cada año, Sant Josep celebró su día grande poniendo casi tanta atención al cielo como a los  festejos en sí mismos. La mañana se levantó con un cielo variable, propio de la primavera que comenzará astronómicamente entre hoy y mañana. Así, antes de entrar a la iglesia para asisitir a la solemne misa, los comentarios de los vecinos giraban en torno a unos pocos nubarrones que amenazaban los actos que tendrían lugar tras la ceremonia religiosa.

No en vano, la procesión y la ballada de la colla local previstas tras la eucaristía dependían del tiempo. Unas gotas podían deslucir los actos al aire libre y, si caía un chaparrón, se podía plantear incluso una temida suspensión. Lo que ya estaba previamente cancelado era la exhibición folklórica del Grupo Etnográfico Das Mariñas do Ferrol. Las gaitas estaban ya descartadas, el ball pagès había que verlo.

Quizás el primer momento de sosiego lo puso el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, mientras ofició la ceremonia religiosa en honor del patrón local. Bajo el cobijo de la iglesia, el temor a la lluvia pareció desaparecer.

No obstante, no las tenían todas consigo los feligreses al salir del templo, sobre las 13.00 horas, cuando el momento del desfile y el folklore pitiuso era casi inmediato y el cielo parecía cada vez más gris. Tras unos minutos de incertidumbre, aparecieron en la plaza la cruz y el estandarte de los obreros de la parroquia, con su presidente Josep Ramis al frente, y se abrió un pasillo para que pudieran iniciar la procesión. La tensión reinante en las caras de los vecinos se relajó y dio paso a cada vez más sonrisas. A la vez, multitud de manos hurgaban en bolsos y bolsillo para alzarse armadas con diferentes artilugios tecnologícos y así captar la escena.

Al fin, inició los pasos la primera imagen de la comitiva, correpondiente al Pare Palau de Es Cubells, que señalaba el cielo con cara serena. No, la lluvia no rompería el momento. Procesonarían tras él otras seis imágenes más a lo largo de la calle Pere Escanellas. La última, adornada con coloridas flores, la del patrón del pueblo, Sant Josep, acompañado de un niño Jesús que también parecía pendiente del cielo.

Tras las imágenes sagradas y los obreros que las portaban, desfilaron las autoridades eclesiásticas, seguidas de las institucionales, con el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, y el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Torres, en cabeza. También acudieron a la cita los primeros ediles de Santa Eulària, Sant Antoni y Sant Joan, además de algunos diputados del Parlament Balear, el senador por las Pitiüses, Santiago Marí, y la consejera del Estado, María Luisa Cava de Llano.

Con la solemnidad que requiere, la procesión avanzó con lentitud y, en unos minutos dio la vuelta para regresar a la plaza de la iglesia, que esta vez se abriría dejando un gran círculo en el que actuarían unos 30 miembros del Grupo Folklórico de Sant Josep. Al son de flaütes y tambors, los vecinos se arremolinaron alrededor de ellos para contemplar el tradicional baile de la tierra. Mientras tanto, los obreros de la parroquia repartían flaó, orelletes y vino dulce a los vecinos.

Así, los festejos matinales del día grande de Sant Josep finalizaron con el mejor sabor de la repostería tradicional y con un cielo que acabó abriéndose para permitir que el sol pusiera la guinda a la mañana.

La colla se disculpó por la cancelación, a última hora y por motivos ajenos a los organizadores, de la actuación del grupo folklórico de El Ferrol, aunque anunciaron que el grupo ibicenco de raíces gallegas Ardello Eixo ocuparía su lugar en la actuación prevista en el mismo lugar  a las 20.00 horas. También estaba programado el espectáculo de magia de Pablo Superstar, en Can Jeroni, el tributo a Michael Jackson a cargo de I want you back y, casi a medianoche, el concierto de Los Canallas del Guateke, un nuevo proyecto de Iván Doménech, Joan Barbé y Fernando Hormigo.