Fadil Sido, con su trofeo de MVP. | Tomás Sánchez Venzalá

En el mundo del fútbol, cuando uno escucha hablar del teatro de los sueños se le viene a la mente el estadio de Old Trafford, el campo del Manchester United. Pero esta expresión se puede ampliar más y aplicarse, desde ya, a esos torneos internacionales en el que las más firmes promesas del balompié lucen su clase a la espera de poder dar el salto a la elite, en el caso de los que militan ya en grandes clubes, o caer en las redes de algún cazatalentos, en el caso de los demás. Ellos suben al escenario y se convierten en actores de fútbol, pero sólo los mejores optarán a los Oscar y aspirarán a ser profesionales en un mundillo con una competencia tremebunda.
El torneo de Brunete, retransmitido cada año por televisión, fue uno de los pioneros en dar a conocer al mundo las perlas del fútbol internacional. Ahí saltó al estrellato un jovencito Andrés Iniesta, MVP del campeonato. Pero en Brunete no empieza ni acaba este juego. Ni mucho menos. Otros muchos torneos han servido y sirven de escaparate para los futbolistas base. Y entre ellos se encuentra, desde ahora, la Ibiza Island Cup, que ayer echó el telón a su primera edición.
Como en todos los torneos de estas características, algunos jugadores destacan por encima del resto. Son los denominados MVP -iniciales de la expresión inglesa most valuable player, que viene a ser el mejor jugador-. En las finales celebradas ayer en Sant Antoni, este trofeo individual recaló en las manos del alevín Hugo Esteban (Villarreal), el cadete Nando Quesada (Barcelona) y el juvenil Fadil Sido (selección de Burkina Faso).
Hugo es un chico tímido -fue incapaz de mirar a la cámara mientras le fotografiaban con su premio- y con la cabeza muy bien amueblada para su edad. «No soy una máquina. Me han dado el trofeo porque he marcado dos goles y he jugado bien el partido», dijo con humildad el jugador del submarino amarillo, que se define como un futbolista «rápido y con calidad». Le gusta «jugar en la banda y de mediapunta» y desearía «ser como Silva», así como convertirse «en jugador de Primera». «Sueño con jugar en el Barcelona o el Madrid», sentenció.
A Quesada ya se le empiezan a ver detalles de futuro. Seriedad y responsabilidad le definen como persona. Como todo un profesional, restó mérito a su MVP: «No me hace sentir más importante a nivel individual, pero sí a nivel de grupo. Este equipo, el nuestro, no ha perdido ningún partido en toda la temporada y sólo ha empatado uno. Ha sido una experiencia magnífica. Tengo unos compañeros impresionantes. Yo muero por ellos y ellos, por mí». El azulgrana encara sus últimos años de crecimiento pensando en divertirse, pues «todavía queda bastante para que empiece la competición en la que luchas por ser algo». Como buen canterano de La Masía, Nando actúa de centrocampista y tiene como ídolo a Xavi. ¡Qué raro!
España, objeto de deseo
Por su parte, Fadil, cuya mayor virtud es «la rapidez», comentó que «es la primera vez» que visita España» y espera que le sirva «de escaparate». «Me gustaría jugar en el Barcelona», confesó el jugador curtido en el club EFO. Por cierto, apunten el nombre de su ídolo: Iniesta. Fadil ya ha sido elegido el mejor de un torneo grande. Como Andrés. Sólo el tiempo nos dirá si, al igual que el manchego, él y el resto de MVP de la Ibiza Island Cup llegan a la elite. La obra ha comenzado y el teatro de los sueños no ha hecho más que abrir sus puertas.