Ayer Sant Antoni volvió a celebrar por todo lo alto el día de Sant Bartomeu. Como suele ser habitual hubo misa, procesión, ball pagès, orelletes, bunyols y finalmente fuegos artificiales. Sin embargo, y con permiso del santo, ayer los grandes protagonistas fueron Enzo, Carla, Xicu, Jordi y Joan, cinco niños pertenecientes a sa colla de Sa Brisa de Portmany, que con edades comprendidas entre los seis años de la más mayor y los casi dos del más pequeño, se llevaron los mayores aplausos y flashes del casi centenar de personas que poblaron la plaza que hay detrás de la iglesia de la localidad. Ninguno de ellos debutaba en el arte del ball pagès ya que, por ejemplo, en el caso de los hermanos Enzo y Carla ya habían bailado en Can Coix y Forada y eso se notó en su soltura. Aún así hubo nervios, miradas furtivas de aprobación hacia los abuelos e incluso algún problema con las castanyoles que todos ellos solucionaron con total profesionalidad. Incluso, Joan, que cumplirá dos años en octubre, aguantó como un ballador más prácticamente toda la exhibición hasta que finalmente y con una gran dignidad acabó en brazos de su abuela.

Ese paseíllo, que fue recompensado por una gran ovación por todos los presentes, incluso aquellos que tenían las manos ocupadas con alguna orelleta o bunyol de los cerca de 40 kilos que se repartieron junto a copas de champagne, cervezas o refrescos, fue el broche perfecto a una magnífica demostración de ball pagès por parte de esta colla de Sant Antoni.

Misa y procesión

Ya antes, la jornada vespertina había comenzado con una misa en la iglesia, oficiada por el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, y seguida por un auditorio repleto que desafió al fuerte calor del interior del templo. Entre ellos, se pudo ver una numerosa nómina de representantes políticos, encabezada por el alcalde de Sant Antoni, Pep Tur Cires, junto al presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Torres, el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, Agustinet, la consellera Marta Díaz, distintos concejales del pueblo, representantes de varios partidos políticos y hasta Pilar Costa, portavoz del Govern balear. Después de los oficios religiosos, y por seguir con la nómina de políticos, junto a la barra y en la plaza de detrás de la iglesia siguiendo el ball pagès también se dejaron ver la vicepresidenta del Consell d’Eivissa, Viviana de Sans, y el diputado del Parlament balear, Aitor Morrás.

Ellos dos no fueron parte del numeroso público que decidió seguir la procesión que salió en torno a las 20.15 horas de la iglesia ante un ruidoso repicar de campanas. En ella volvió a destacar la imagen de Sant Antoni, la de Sant Bartomeu y la de la Virgen del Rocío, portada por una decena de seguidores de la Hermandad Nuestra Señora del Rocío de Sant Antoni. Una marcha, que tras concluir en apenas un cuarto de hora su recorrido habitual, carrer Ample, Passeig de ses Fonts, carrer Bisbe Torres y carrer del Roser, finalizó en la plaza trasera del templo. Y allí, tras apenas unos minutos de espera llegó el momento de gloria de Enzo, Carla, Xicu, Jordi y Joan, quienes pudieron bailar por primera vez delante de sus vecinos. Un día que seguramente nunca olvidarán.