La colla organizó diferentes juegos tradicionales para los más pequeños. Foto: DANIEL ESPINOSA

El humor de todo el pueblo cambia cuando se celebran las fiestas de la localidad, el júbilo inunda las calles y toda la gente parece estar más contenta. Este sentimiento es el que desborda en Nuestra Señora de Jesús desde este fin de semana en el que ha comenzado un programa de fiestas que terminará a finales de septiembre.

Entre las variadas actividades que acontecerán durante este mes se esperan pruebas deportivas, musicales, culturales, gastronómicas, lúdicas… aunque entre ellas destaca la fiesta payesa organizada por Sa Colla de l’Horta, celebrada ayer, que no defraudó a nadie. Decenas de niños se acercaron a la plaza de la Iglesia donde se habían dividido los juegos en diferentes rincones.

Comenzaron por el taller de fanalets a base de melones. Gabriel, Mireia, Gerard y Marlen fueron los primeros niños en terminarlos y en recibir su regalo, porque todos tuvieron el suyo gracias a la librería Es Cantó. Igual que también todos los que se animaron a participar en la rifa obtuvieron premio, cuyos beneficios iban destinados a la colla.

«Nos llevamos encargando de esta fiesta cada año desde que se construyó esta plaza y cada vez incorporamos juegos nuevos, por ejemplo, este año tenemos como novedad el pin pon de globos con bandejas de cartón», explicó Eduvigis Sánchez, secretaria de Sa Colla de l’Horta y animadora del evento, pues fue dirigiendo la participación en cada uno de los juegos que se irían desarrollando posteriormente.

Tuvieron que afinar la puntería para tirar las botellas y para hacer diana con las esponjas, atinar para explotar los globos con los palillo, entre otros muchos juegos. Además hubo pruebas de velocidad, como las carreras de sacos, y otras, como la de trenca-caps, en las que se potenciaba el compañerismo y el trabajo en equipo.

Una tarde dedicada a los más pequeños en la que no pararon de jugar, donde también hubo culto a la gastronomía ibicenca, actuaciones, ball pagès y xacota pagesa. Un tributo a la cultura ibicenca que disfrutaron al máximo tanto pequeños como adultos.