Caricatura de Margarete Kinsberger. | Àlex Fito

Esta profesora jubilada germana (Wiesbaden, Alemania, 1930) se enamoró de Eivissa unas vacaciones de agosto de 1974. Años después se instaló definitivamente en Santa Eulària aunque sigue muy vinculada a su país; de hecho su 80 cumpleaños lo celebrará en Berlín con su hija en noviembre. Ha sido su amor a la música, que le viene de familia, lo que le impulsó a organizar conciertos de música clásica, fundar Pro Arte (es su vicepresidenta) e impulsar los únicos recitales de ópera de la isla, Nits d'Opera, que se celebran este mes.

-¿Por qué una profesora alemana decide venirse a vivir a Eivissa?
-Estuve la primera vez en agosto de 1974. En el hotel había un amigo poeta y me dijo que estaba buscando un apartamento para un amigo. Fuimos a Siesta y encontré mi apartamento, era ideal pero pedían 50.000 marcos, muy caro para esos años. Hablé con mi hermano y lo compramos. Ahora he cambiado y vivo en el Paseo Marítimo de Santa Eulària porque no puedo andar mucho. Desde el 83 resido en Eivissa. Faltaba la música clásica y con tres amigas alemanas empezamos a organizar conciertos en las iglesias.

-¿Siente reconocida su labor como promotora de la música clásica en Eivissa?
-He pasado muchas dificultades, pero con una sonrisa he abierto todos los corazones. Hoy somos el 'top'. Fundamos Pro Arte en 1988 con el gran tenor mundial Sándor Kónya.

-¿Sabe que la conocen también como 'Lady Sonrisas'?
-Sí, lo sabía. Me gusta que me lo digan. Cuando preparaba el concierto de Illan Rogoff iba con flyers y siempre con una sonrisa de la gente. Le pregunté a una inglesa si le gustaba Chopin y me respondió que a todas las mujeres les gusta Chopin, pero que pensaba más en el show de Richard Clayderman. Cuando salió el pianista al escenario dijo al público: «No soy Richard Clayderman».

-¿Es la música clásica para sibaritas?
-Sí, eso me pasaba al repartir flyers. Los conciertos eran gratis pero buscaba siempre una pequeña sombra de inteligencia y la encontraba. Pero nunca más. No vale la pena. Andaba por el Paseo Marítimo de Santa Eulària y nunca he tenido una mala respuesta. Un señor en la estación de autobuses de Santa Eulària me dijo: «Flyers en todos lados» y le expliqué que era una velada con un gran pianista. Fue a buscar el flyer a la papelera.

-¿A qué compositor y que obra admira más?
-Mozart, me gustan los italianos como Puccini o Verdi y también Wagner, pero es otro estilo y requiere mucha preparación. En las galas de ópera de este mes en el Palau de Congressos, que han sustituido a la Nits d'Opera en el Claustre, estará la música de Mozart cantada por españoles.

-¿Cuánto dinero de su bolsillo se ha gastado en promocionar la música clásica?
-En llamadas de teléfono a Madrid, a Alemania, en taxis. Tiemblo cuando recibo las facturas de teléfono (risas).

-¿Qué le dice su familia de esa pasión por la música?
-Mi madre quería ser cantante pero sus padres no la dejaron. En los años 20 no era una profesión sólida. Mi madre cantaba Bach en la iglesia. Soy fundadora del Coro de Bach en Alemania y toda mi vida he cantado en coros. Cantar es mi pasión.

-¿A quién le gustaría invitar a cantar en Eivissa?
-Tenemos ganas de invitar al barítono Joan Pons pero necesitamos sponsor. Es la manera de funcionar. Con la Asociación Española contra el Cáncer tenemos la oportunidad de trabajar: ellos con la promoción y yo con el artista invitado.

-¿Qué se siente más: española o alemana?
-Mi corazón está dividido entre España y Alemania. Mi hija vive allí y me gusta especialmente la navidad en Alemania.

-¿Y en el Mundial de Futbol?
-Mi corazón estaba con España cuando vi los rostros simpáticos de los jugadores.