Carlos Pérez posa en la Vía Romana.

Carlos Pérez Rial es uno de los piragüistas españoles más importantes de todos los tiempos. Campeón olímpico de K2 en Pekín (500 metros) y campeón mundial de K1 (4x200) hace un par de semanas en Polonia, este coloso del deporte español se pasea estos días por Eivissa con toda la tranquilidad del mundo, pasando desapercibido entre la gente. Y es que, como él mismo lamenta, el piragüismo no es tan valorado como el fútbol o el baloncesto.

-¿Cuál es el motivo de su visita a Eivissa?
-Vacaciones, como el año pasado. Aún quedaban sitios por conocer. Espero volver en mayo, porque quiero participar en el Quadriatlón Isla de Ibiza del próximo mes de mayo. Vendré si tengo un equipo competitivo para estar arriba.

-Cuando una persona ya es campeona del mundo y olímpica, ¿qué motivación le queda?
-Mucha, como volver a ser campeón del mundo, de Europa y conseguir otra medalla olímpica. Llegar arriba es complicadísimo, pero mantenerse lo es mucho más. Esa motivación es la que nos lleva a afrontar nuevos retos.

-¿Considera que ya ha llegado al tope de sus posibilidades o todavía puede superarse?
-Yo creo que aún puedo aprender muchas cosas, sobre todo en la técnica, que es donde más puedes mejorar. Otro aspecto a mejorar es la embarcación. Ahora, de 500, se pasa a 200, que es la nueva distancia olímpica, y las pequeñas modificaciones que hagamos se van a notar mucho.

-Echando la vista atrás, ¿cómo le dio por adentrarse en este mundillo?
-Soy de un pueblo muy pequeño de Cangas de Morrazo y ahí sólo había dos deportes: fútbol y piragüismo. La mayoría de mis amigos se metieron en piragüismo y yo también tiré por ahí. Me atraía el contacto con la naturaleza. Poco a poco, con las categorías mayores, me fui metiendo más de lleno y estoy muy satisfecho de practicar este deporte.

-¿Y llegó a probar fortuna en el deporte rey?
-Yo jugué a muchas cosas: fútbol, tenis, baloncesto, balonmano... Hice de todo.

-¿Cuándo empezó a creer verdaderamente que podía marcar una época?
-La verdad es que nunca obtuve grandes resultados en categorías inferiores. Sí obtuve un gran logro como sénior, en 2003, que quedé subcampeón del mundo en K-1 sobre 500 metros. A partir de entonces empezaron a llegar los éxitos.

-Supongo que, como todo el mundo, habrá atravesado alguna mala racha.
-Muchísimas, pero sobre todo recuerdo cuando, tras ser subcampeón mundial en 2003 y tercero de Europa en 2004, en los Juegos Olímpicos de Atenas no conseguí entrar en la final. Fue un palo muy duro para mí, pero me sirvió para aprender de mis errores, mejorar y conseguir luego en triunfo en Pekín.

-¿Llegó a plantearse la retirada cuando vio que no le salían las cosas?
-Ni me lo planteé ni me lo planteo. Hay muchas piedras en el camino que tienes que esquivar. Sólo dejaré esto cuando los resultados y mi condición física no me permitan seguir.

-¿El futuro del piragüismo en España está garantizado?
-Sí. Viene gente joven pisando fuerte. En júniors ya hay muy buenos resultados a nivel mundial, así que creo que en estos años habrá buenos piragüistas.

-¿Cuál es su próximo objetivo?
-Ahora, descansar hasta octubre y, después, empezar a entrenar, porque el año que viene se disputa el Campeonato del Mundo y es clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Londres'12.

-¿Llegará usted a los Juegos de Río de Janeiro en 2016?
-Ya es complicado. Tendré 37 años y dependerá de cómo esté. Si el cuerpo responde, lo intentaré. Si no, pues me plantearé otras cosas.

-¿Qué hará cuando abandone la competición?
-Me gustaría estar en relación con el piragüismo, ayudar a la gente que lo necesite y hacerme entrenador.

-¿Le duele que el piragüismo no tenga la repercusión mediática de otros deportes?
-Sí. Muchas veces, la gente me dice «si el piragüismo fuera como el fútbol...». Yo lo que digo es que hay muchos deportes que están peor que nosotros. Tendemos a compararnos con los deportes de arriba como el fútbol, el baloncesto y el tenis, pero están muy por encima del nuestro. Poco a poco va a mejorar la cosa, pero queda muchísimo camino por recorrer.