Alejandro Sanz, durante la ceremonia. | BRIAN SNYDER

El cantante Alejandro Sanz fue investido hoy en Boston doctor «honoris causa» por la Universidad de Berklee, un reconocimiento con el que la escuela de música más importante del mundo pretende resaltar la contribución del español a la música contemporánea.

En un atestado auditorio, el productor y profesor de Berklee Javier Limón recordó el valor de Sanz en la música mediterránea y rememoró a Paco de Lucía, quien hace cuatro años recibió la misma distinción, convirtiéndose en el primer español en recibir el doctorado de Berklee.

«Hace cuatro años otorgamos en Berklee a Paco de Lucía el doctorado «honoris causa», gracias a lo cual creamos el Mediterranean Music Institute para potenciar el flamenco y otras músicas mediterráneas y latinas», dijo Limón.

«Hoy, el Instituto de músicas mediterráneas de Berklee College of Music tiene el honor de otorgar el doctorado 'honoris causa' a Alejandro Sanz por su carrera como compositor y por su apoyo incondicional al flamenco», agregó el productor.

Recorrido

El presidente de la escuela Roger Brown, hizo un recorrido por la carrera del compositor español, desde su irrupción en el mercado musical con «Viviendo Deprisa» en 1991, hasta su álbum más reciente «La música no se toca», que le ha acarreado varias nominaciones a los Grammy Latino.

«Pero más allá de sus contribuciones musicales al mundo, Alejandro también es una persona humanitaria. Es reconocido por su participación en organizaciones como Médicos Sin Fronteras, Save the Children o Greenpeace, entre otros», dijo Brown.

«En reconocimiento a sus importantes contribuciones a la música y la sociedad y por la alegría que su música ha llevado a millones de personas alrededor del mundo, me complace investir a Alejandro Sanz con el doctorado «honoris causa» de la música de Berklee», anunció el presidente.

Con la compañía de Limón, Sanz subió al estrado ante la también mirada atenta de uno de los ex alumnos más ilustres de la escuela, Juan Luis Guerra, quien en su día le consideró «el mejor compositor» que había conocido.

En un discurso de aceptación más que poético, Sanz dedicó la distinción a sus padres, a «su primera guitarra», a España, y también a sus hijos y a su esposa, pero sobre todo a la música.

«Este segundo de alegría se lo dedico a mi país -dijo entre vítores-. Este otro segundo a mi padre y a mi madre, que siempre y nunca creyeron en mí. Por ese orden. El tercer segundo a mis hijos y a mi mujer, que son mis heridas abiertas por donde saldrá lo que me quede por escribir... A la música le dedico el resto», dijo.

Sin embargo, sobre todo Sanz quiso dirigirse a los estudiantes con los que además en días anteriores estuvo trabajando y a los que ofreció una clase maestra.

«Ustedes estudian en la mejor escuela de música del mundo, y les dirán que la música es matemáticas, pero la matemática no es música. Una de las mayores conquistas del ser humano es la de las emociones. Una de las mayores revoluciones a las que podemos aspirar como especie es la de mantener viva la necesidad de explorar, de descubrir, la sed de aventura», alentó Sanz a los alumnos.

«La duda es buena, la falta de carácter es el embrión del trueno. He atravesado desiertos de silencio para llegar aquí, he remado entre hojas secas para poder estar aquí, he lanzado al aire millones de latidos como bengalas para finalmente verme aquí, hablándoos, y mereció la pena», confesó el cantante español entre aplausos.

Después de la investidura, más de cuarenta estudiantes de Berklee, músicos y cantantes provenientes de todo globo, ofrecieron un concierto en el que versionaron muchos de los temas del español, cuyo colofón fue la propia intervención de Sanz.