David Beckham y Victoria Beckham en el estreno de su documental. | Tolga Akmen

David Beckham convirtió el martes el estreno de su nuevo documental de Netflix en un asunto familiar cuando el exfutbolista estuvo acompañado por su esposa, la diseñadora de moda Victoria Beckham, y sus cuatro hijos en la alfombra roja del Mayfair de Londres. Beckham es una miniserie de cuatro partes que sigue el ascenso de la estrella del fútbol británica desde sus humildes comienzos hasta convertirse en uno de los jugadores más reconocibles de su tiempo, tanto dentro como fuera de la cancha.

El documental muestra cómo el hombre, que ahora tiene 48 años, se convirtió en un deportista célebre y se transformó en un ícono mundial conocedor de los medios luego de sus acuerdos de patrocinio y su matrimonio con la Spice Girl. «Sentí que era lo correcto y el momento correcto, de hecho, y también quería algo para que mi familia recordara y realmente disfrutara», dijo Beckham.

«Cuando comencé mi carrera en los años 90 en Manchester... había música increíble y escenas increíbles y el Manchester United era uno de los equipos más exitosos del fútbol... Te recuerda algo que fue muy especial y Espero que la gente vea esto y se sienta especial y les recuerde buenos recuerdos». Con imágenes inéditas, el documental también profundiza en controversias y dificultades muy reportadas en la vida pública y personal de Beckham.

El primer capítulo se centra en cómo llegar a convertirse en leyenda del fútbol para él no fue una cuestión de suerte. Continua contando como creció en una familia humilde y al empezar a ganar dinero empezó a darse algunos caprichos. «Firmé un contrato con Adidas por 50.000 libras y salí y compré un M3... por 50.000 libras», recuerda.

Sobre su etapa en España también habla en la serie de Netflix. «Cuando me mudé a España fue difícil, porque había sido parte de un club y de una familia toda mi vida, desde los 15 a los 27 años. Me venden de la noche a la mañana. De repente estoy en una ciudad, no hablo el idioma. Y lo más importante, no tenía a mi familia», recuerda de su fichaje por el Real Madrid en junio de 2003.

«Teníamos que pensar en la familia. Tenía dos hijos. Y eso es lo que muchos no tuvieron en cuenta. Cuando me criticaron por no ir a España desde el primer momento… No podía mudarme hasta tener un colegio para Brooklyn. Pero todo se lo inventaron y lo sacaron de contexto. Nunca fue por España», dice la diseñadora. La cosa empeoró por la presión de los paparazis cuando se publicaron las primeras informaciones de una supuesta infidelidad de su marido. «Fue la época más difícil para nosotros. Porque parecía que todos iban contra nosotros. Y si soy sincera, estábamos enfrentados. Hasta Madrid, éramos nosotros contra todos, pero estábamos juntos; nos teníamos el uno al otro. Pero en España no nos teníamos el uno al otro. Y eso es triste. No te haces una idea de lo difícil que fue. Y de cómo me afectó».

«La mayoría de las veces siempre soy la mala. Hice una entrevista para Vogue España, salía en la portada. Y en la entrevista decían que odiaba España porque olía a ajo. Yo no dije eso», ha querido aclarar la diseñadora.

«Clínicamente deprimido», dice Victoria que estaba su marido por todos los ataques de la prensa y los hinchas ingleses tras su actuación en el Mundial. Era un acoso diario, que incluía escupitajos, zarandeos en el coche e incluso un muñeco colgado con su nombre a las afueras de un pub. Alguien llegó a mandar una carta con una bala a las instalaciones del Manchester. «No comía, no dormía. Era un desastre. No sabía qué hacer», dice él.