EFE - CLERMONT FERRAND
El gran objetivo de España en el Europeo, la clasificación para los Juegos Olímpicos del 2000, vuelve a ser una meta tangible gracias a la reacción protagonizada ante Rusia, que mete al equipo nacional en la segunda fase con dos victorias, las mismas que rusos y eslovenos, y todas sus opciones de acceder a los cuartos de final intactas.

Por fin, la selección enterró los complejos y dio rienda suelta al corazón y al carácter. El equipo español fue otro muy distinto al que perdió contra Eslovenia, demostró la ambición que debe tener cualquier aspirante a un puesto de honor en este intrincado Europeo y que ya ha dejado fuera a equipos tan potentes como Grecia, y se transformó en ese conjunto sólido y valiente que el pasado verano acabó quinto en el Mundial.

Los jugadores españoles, muy dolidos por la desgraciada tarde contra los eslovenos, echaban chispas por los ojos desde el mismo instante en que pisaron la pista en una mezcla de rabia y ansiedad que cogió totalmente desprevenida a Rusia. En los ocho primeros minutos, el equipo nacional tradujo todo ese coraje contenido en seis jugadas de tres puntos, bien desde la línea de triples o con acciones de cesta más adicional, que disparó las diferencias en el marcador hasta un sorprendente 11-22 rematado por Roberto Dueñas. Esa superioridad marcó la tónica del encuentro que sin embargo finalizó con un apretado 69-72.