JAVIER GARCÍA (BÉLGICA)
David Coulthard se ha convertido en el peor enemigo para el campeonato del mundo de su compañero de equipo Mika Hakkinen. En Hungría le tocó en la segunda curva, le hizo dar un trompo y perder la carrera en favor de Eddie Irvine; ayer, volvió a intentarlo, pero esta vez no esperó tanto y ya en la primera curva los dos McLaren-Mercedes se tocaron, aunque en esta ocasión ambos pudieron seguir y conservar sus dos primeros puestos.

A Hakkinen, por un problema en el embrague, se le había movido el coche antes de que se apagaran los semáforos y tuvo que pisar el freno para no ser penalizado, justo en el momento de darse la salida, lo que permitió a Coulthard ponerse a su altura y lo cerró en la primera curva, con lo cual, después de bloquear ambos las ruedas en la frenada, llegaron a tocarse.

Coulthard tenía en este circuito la última oportunidad de luchar por el campeonato del mundo y ha jugado sus bazas al límite, lo que ha favorecido a Eddie Irvine, quien gracias a su compañero de equipo, el finlandés Mika Salo, ha terminado en cuarta posición después de una carrera decepcionante para los seguidores de Ferrari.

Una vez resuelto el incidente de la primera curva los McLaren de Coulthard y Hakkinen se pasearon en cabeza de carrera rodando un segundo más rápido que el tercero, el alemán Heinz-Harald Frentzen (Jordan 199 Mugen-Honda) quien intentó sacar provecho de la lucha fraticida en la salida, pero sucumbió ante la potencia de los motores Mercedes. Irvine puede considerarse de nuevo un hombre afortunado, pues terminó en cuarta posición y eso gracias a que Salo retuvo durante muchas vueltas al alemán Ralf Schumacher (Williams FW21 Supertec). El alemán fue de los pocos pilotos que pararon una sola vez a repostar y cambiar neumáticos y cuando se incorporó a la pista fue adelantado por Salo, quien hizo de tapón para que Irvine lograra una ventaja suficiente para poder detenerse por segunda vez y seguir delante.

Esta maniobra provocó las iras del director deportivo de Williams Patrick Head, quien fue a reclamar a su homólogo de Ferrari, Jean Todt, con el resultado esperado: no le hizo ni caso. Al final Irvine terminaba en cuarta posición, Ralf Schumacher tenía que conformarse con la quinta posición y el británico Damon Hill (Jordan 199 Mugen-Honda), vencedor el pasado año en este circuito, terminaba sexto.