EUROPA PRESS - ITALIA
El valenciano José Enrique Gutiérrez (Kelme) aprovechó la llegada de la montaña al Giro de Italia del 2000 para escribir una bonita página en la histora del ciclismo español en la ronda transalpina y enfundarse la «maglia rosa». Siguiendo la estela de los Poblet, Induráin y Olano, el último en 1998, Quique Gutiérrez logró sumarse a tan ilustre nómina.

El primer contacto del Giro con la montaña se vio algo adulterado por una etapa de 257 kilómetros, la más larga de las tres semanas, que metió el miedo en los ciclistas e hizo que el pelotón se tomara con mucha calma su desarrollo inicial. Los ciclistas de Vicente Belda no estaban dispuestos a dejar pasar la ocasión de ser protagonistas y comenzaron a preparar el terreno para Gutiérrez.

Con todo el pelotón ya tocado, Axel Merckx (Mapei) y José Enrique Gutiérrez (Kelme) fueron los primeros en moverse en serio en los últimos metros del puerto, viéndose ya a las claras las intenciones del español. La fuga estaba hecha, y poco a poco fueron uniéndose a ella hombres importantes, como Iván Parra (Vitalicio), Danilo di Luca (Vini Caldirola), Chepe González (Selle Italia), Sciandri (Linda McCartney), Eladio Jiménez (Banesto) a los que la escapada les interesaba. Además, Gutiérrez contaba con su compañero de equipo el colombiano Castelblanco para trabajar e ir haciendo hueco con el grupo poco a poco. De esta manera, la escapada comenzó a cristalizar y el sueño de vestir la «maglia rosa» iba tomando cuerpo poco a poco ya que la ventaja pasaba del minuto y a Gutiérrez, tercero en la general, tan sólo le separaban 14 segundos de su objetivo.

Aun así, no iba a ser fácil la aventura para el español, que tuvo que salvar hasta una caída en los últimos kilómetros, al igual que Merckx, para lograr en la meta de Prato la hazaña. El trabajo de Castelblanco en esta última parte de la prueba hizo que Gutiérrez pudiera volver a contactar con sus compañeros de fuga. En la meta de Prato el belga Axel Merckx se llevó la victoria de etapa ante la emocionada mirada de su padre, Eddy, comentarista de una cadena de televisión.