JOSE ANTONIO DIEGO - SYDNEY
Los Juegos Olímpicos, el más grande espectáculo deportivo del mundo, celebran hoy, viernes, en el estadio de Sydney su ceremonia de apertura para dar paso a tres semanas de competición en las que 11.100 deportistas de 200 países lucharán por medallas que pueden hacerlos ricos para toda su vida.

Los 400.000 dólares que puede ganar un atleta lituano junto con el título olímpico (el premio máximo conocido para estos Juegos) constituyen una tentación que, unidos al fulgor y la gloria que emiten las medallas, puede inducir a los deportistas a incurrir en desafueros como el dopaje que en Sydney serán severamente perseguidos mediante controles sanguíneos.

Por primera vez en la historia los deportistas olímpicos podrán ser sometidos a controles sanguíneos indiscriminados para la detección de sustancias prohibidas y especialmente de eriotropoietina (EPO), un producto hasta hoy indetectable mediante simples controles de orina. El requisito de la limpieza de sangre supone la mayor novedad de los Juegos australianos, junto con la introducción de dos nuevas especialidades deportivas, el triatlon y el taekwondo, que elevan a 28 el número de deportes olímpicos y a 300 la cifra de pruebas con medallas en juego.

La gran fiesta olímpica parte con un presupuesto de 2.365 millones de dólares australianos (1 dólar aus.=0'6 dólares USA) y el firme propósito de las autoridades australianas de que no ocurra como en Atlanta, donde al caos organizativo se sumó el grave fallo de seguridad que permitió la colocación de un explosivo en el parque olímpico.

El Foro Económico Mundial, que se celebra en Melbourne, ha sido escenario de multitudinarias manifestaciones reprimidas a golpe de porra policial a partir del momento en que empezaron a afectar al torneo olímpico. En el mismo hotel se alojaban los dos equipos de baloncesto de Estados Unidos y algunos días no pudieron abandonar el alojamiento por culpa de los revoltosos.