71 RUSIA: Zájar Pashutin (-), Yevgueni Pashutin (10), Avléyev (3), Kirilenko (16), Morgunov (3) "cinco inicial", Bashmínov (8), Chikalkin (23), Panov (4), Bazarévich (-), Kubrakov (-) y Fetísov (4).

63 ESPAÑA: Rodríguez (3), Herreros (13), Jiménez (-), Reyes (5), Dueñas (6) "cinco inicial", De Miguel (5), De la Fuente (5), López (8), Navarro (9) y Rogers (9).

ÀRBITROS: Rems (Eslovenia) y Dorizon (Francia). Excluyeron por personales a Bashmínov, De Miguel y Zájar Pashutin.

JORGE MUÑA (EFE)
Serguéi Chikalkin, un alero poco conocido para el gran público por la escasa relevancia continental de su club, el Ural de Perm, contará a partir de ahora con una merecida fama entre los componentes de la selección española, a los que privó del triunfo un el vital partido contra Rusia. Chikalkin se erigió en el principal motivo de la derrota española, aunque no fue la única razón por la que el conjunto ruso superó a los hombres de Lolo Sainz y restañó el varapalo recibido en la primera jornada contra Yugoslavia.

Con él llegaron los problemas, y muy graves, para la selección de Lolo Sainz, a la que martilleó sin piedad cuando y como quiso. Nada hacía pensar en un principio que la situación iba a tornarse tan complicada para la formación española. Es más, hasta el minuto quince, la defensa y las aportaciones de Alberto Herreros transmitieron una sensación completamente opuesta sobre lo que estaba pasando en la pista. España plasmaba fielmente sobre el parqué el planteamiento que había diseñado en la pizarra. Tenía controlado el juego de ataque de los rusos, conectaba con Herreros sin demasiados problemas y recuperaba balones con cierta facilidad, aunque luego no los aprovechaba. Por ahí empezaron a surgir las dificultades.