ISIDORO SANTOS (EFE)
El Galatasaray y su estadio, el Ali Sami Yen, pondrán a prueba la hegemonía del Real Madrid, vigente campeón de Europa, que afronta el primer asalto de la eliminatoria ante el equipo turco con cierto ánimo de revancha y con la intención de dar un paso importante en el camino que conduce hacia el éxito en la Liga de Campeones. En Mónaco, el pasado 25 de agosto, el Galatasaray, campeón de la Copa de la UEFA, rompió los pronósticos y venció al Real Madrid (2-1) en el partido por la Supercopa.

Los jugadores de Vicente del Bosque no olvidan esa derrota y quieren resarcirse. Parten como favoritos en el duelo a doble partido, pero la conquista del estadio del Galatasaray no es una misión fácil. El Galatasaray ha demostrado con creces que es un enemigo temible en el Ali Sami Yen, un vetusto estadio con capacidad para 20.000 espectadores que los vehementes hinchas turcos convierten en un 'infierno' para los equipos rivales.

En esta ocasión, el ambiente será más infernal si cabe porque la expectación que ha generado la visita del Real Madrid entre los aficionados del equipo que dirige el rumano Mircea Lucescu es extraordinaria. El Galatasaray parece invencible en su feudo. En la presente edición de la Liga de Campeones ha disputado siete partidos en casa, con un bagaje de cinco triunfos y dos empates. En Estambul han caído esta temporada Mónaco (3-2), Glasgow Rangers (3-2), París SG (1-0), Deportivo (1-0) y Milán (2-0).

La fortaleza del campeón turco no se cimenta sólo en su fanática afición. Lucescu dispone de un plantilla sin grandes nombres, pero con un espíritu de lucha difícil de superar y que suele obtener la máxima renta de una inversión futbolística poco arriesgada. Con Taffarel, Popescu, Hagi, Emre y Jardel como pilares básicos, el técnico rumano diseña un fútbol lento.