Amador Pons|PARÍS
Desde que Gabriela Sabatini abandonara el circuito WTA, el tenis femenino se ha quedado huérfano de una belleza que gana torneos en la pista. La tenista argentina también compaginó el deporte con la pasarela, pero en todas las pruebas partía como una de las favoritas. Lamentablemente para ella se encontró en más semifinales y finales de las que hubiera deseado con Steffi Graf, jugadora alemana cuya nariz siempre le impidió estar entre las más deseadas. Será porque las marcas deportivas han apostado por modelos más atrevidos o porque países de bellezas naturales como Rusia, Eslovaquia y Croacia están exportando tenistas sin descanso, pero lo cierto es las jugadoras atractivas han ganado en número, aunque sus triunfos en las pistas son minúsculos.

El ejemplo más conocido es el de Anna Kournikova. La tenista rusa, que según ciertos medios contrajo matrimonio recientemente con Enrique Iglesias, es una auténtica musa. Es la deportista más deseada y conocida, pero todavía no sabe lo que es ganar un torneo. Sus posibilidades se han quedado reducidas a la nada, ya que ha descendido en la clasificación.

Al margen de Kournikova, hay otras jugadoras que levantan pasiones. La eslovaca Daniela Hantuchova es para muchos la nueva reina de la belleza del circuito. Alta y muy fina, cayó eliminada en la segunda ronda de Roland Garros por la preferida en Estados Unidos, Ashley Harkleroad. En su país la han bautizado como la Kournikova americana aunque su rostro deja mucho que desear y la tripita que tiene es un argumento para desmitificarla.

Cuando Rusia se convenció de que Kournikova no ganaría una competición, lanzaron a Elena Dementieva, a la que los rumores relacionan con Tommy Rodredo, aunque la nueva sensación es María Sharapova, una joven jugadora de 16 años muy atractiva y con unas perspectivas de juego excelentes.

La historia contemporánea del tenis español ha proporcionado dos grandes competidoras, aunque estéticamente estén peleadas con la belleza. Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez han proporcionado victorias que prácticamente con toda seguridad no podrán repetir las nuevas generaciones, pero María Antonia Sánchez Lorenzo, Cristina Torrens y Marta Marrero están colocadas entre las más hermosas del circuito. Parece difícil que una de estas bellezas, rusas, eslovacas o españolas puedan protagonizar buenos resultados mientras las hermanas Williams, Clijsters, Mauresmo, Davenport o Capriati sigan jugando. En el tenis femenino actual manda la que pega a la pelota más fuerte y la que se mueve más rápido en la pista.