La maldición de Holanda en las grandes citas de selecciones sigue totalmente vigente. Ayer, en el estadio Alvalade XXI de Lisboa fue el espectador de excepción para contemplar como su rival, la anfitriona del torneo, Portugal, era la escogida para llegar a la gran final de la competición. Un gol de Christiano Ronaldo y otro excelente tanto de Maniche fueron un escollo demasiado elevado para la selección dirigida por Advocaat, un técnico discutido en su propio país y que ayer, pese a situar a toda su artillería sobre el campo, sólo consiguió que sus pupilos batieran a Ricardo con la inestimable ayuda de la defensa lusa que remató contra su propio marco.

En Eivissa, la colonia holandesa, entre residentes y turistas, siguió con gran atención el encuentro, llegando incluso a decorar bares con sus colores nacionales para ambientar la confrontación. Entre los espectadores, uno de excepción: Henk ten Kate, mano derecha de Rikjaard en el FC Barcelona, quien decidió hacer un pequeño alto en sus vacaciones para asistir, como un aficionado más, a la derrota de su selección. El rival de Portugal se conocerá esta misma noche, tras el encuentro que disputarán la República Checa y Grecia, la gran sorpresa del torneo.