Efe|TICHIT
Marc Coma sobrevoló la octava etapa del Dakar y afianzó su liderato en la categoría de motos en medio de una tempestad de arena en la que naufragaron Isidre Esteve y Carlos Sainz.

La caja de cambios de la moto de Esteve y la dirección asistida del Volkswagen de Sainz dieron al traste con sus opciones de celebrar un triunfo en el Lago Rosa y enfriaron la euforia española en el rally, que ahora pone todas sus esperanzas en Coma.

Esteve perdió más de dos horas, mientras que Sainz se dejó más de una. Sainz le dejó el terreno libre a su compañero Giniel de Villiers, que ganó su tercera etapa, la segunda consecutiva y está ahora cómodamente instalado en el liderato con media hora de ventaja sobre el mejor de sus rivales.

Al español le pasó de todo en los 589 kilómetros cronometrados entre Atar y Tichit, se atrancó y rompió su dirección asistida, por lo que tuvo que rodar muchos kilómetros forzando el brazo, que llegó a la meta dolorido. Ahora tiene la difícil papeleta de remontar más de una hora antes de llegar a Dakar, parte de ello en un terreno de dunas, similar al de ayer, que no es ni con mucho el favorito del madrileño.

Además tiene que contar con el buen estado de forma del sudafricano De Villiers y con los dos Mitsubishi de los franceses Stéphane Peterhansel y Luc Alphand, que coparon la segunda y tercera plaza, respectivamente. Peterhansel está a más de media hora del líder y el defensor del título a casi tres cuartos. Más despejado aparece el panorama de Coma, que cuenta con un colchón de una hora sobre su más inmediato perseguidor, el francés Cyril Despres, al que ayer sacó diez minutos más. El camino hacia su segundo título consecutivo pende sólo ahora de que no tenga problemas mecánicos, porque deportivamente no parece que haya nadie capaz de privarle de la victoria.

Esteve, que parecía que podía protagonizar un mano a mano entre españoles, vio truncada su carrera por una avería que le obligó a recorrer los últimos 359 kilómetros en primera a 40 por hora, por lo que se presentó en la meta con una desventaja de más de dos horas diez minutos, una renta que se asemeja mucho a una claudicación.

El catalán ahogó su decepción en bromas y quiso ponerle buena cara al mal tiempo, así que ironizó al decir que «al menos a 40 he podido disfrutar del paisaje«. Pero a duras penas podía ocultar que entre Atar y Tichit dejó un sueño, porque Esteve no paraba de repetir que éste era su Dakar, al que llegaba mejor preparado que nunca. Todo lo contrario que Coma, que tuvo que esforzarse para frenar la euforia que inunda su entorno, porque todo parece escrito para la victoria. El catalán negó que el triunfo de ayer fuera un paso de gigante hacia la victoria y lo calificó de simple «pasito«. Además inquieta el estado de las KTM, la moto con la que corren los principales favoritos, una máquina nueva para este rally de la que nadie conoce el rendimiento. Las de Despres y Esteve ya han sufrido roturas de la caja de cambios y Coma no pudo recurrir al tópico de «tocar madera» para que la suya siga salvando jornadas.

«Nadie está a salvo», advirtió Despres, convencido de que el interior de las motos esconde un defecto que puede acabar con las opciones de cualquier piloto.