España 68
Rusia 74

ESPAÑA (13+11+21+23): Palau (18), Aguilar (3), Valdemoro (26), Pascua (2), Montañana (11) -cinco inicial-, Lima (3), Sánchez (-), Zurro (5), Martínez (-) y Camps (-).

RUSIA (23+21+9+21): Korstin (18), Arteshina (11), Rakhmakulina (4), Stepanova (8), Osipova (12) -cinco inicial-, Demagina (2), Shchegoleva (14), Abrosimova (5) y Vodopyanova (-).

Àrbitros: Koromilas (GRE), Cerebuc (TUR) y Tatic (SRB). Excluyeron por personales a Montañana (m.40).
Efe|CHIETI
Rusia y España acabaron repartiéndose las medallas del Europeo femenino igual que en el masculino, con el oro para el equipo ruso y la plata para el español, que llevó a cabo una titánica remontada hasta dejar una diferencia de veinte puntos en cuatro pero tuvo que rendirse ante un rival de mayor dimensión que debe sentir celos del coraje de las subcampeonas.

España salió a la segunda final de su historia después de ganar el oro ante Francia en Peruggia 93, también en Italia, con síntomas de agarrotamiento. Rusia apareció con el aplomo de los equipos habituados a moverse en citas de trascendencia, con más centímetros y mejor palmarés, aunque eso, al lado del asunto de la altura, poco o nada iba a contar.

Las españolas jugaron sus bazas y resucitaron la incertidumbre, buscaron el milagro (65-69 a 32 segundos) y lo rozaron. Nadie habría apostado por ellas en el descanso. Sólo ellas mismas. Como siempre han hecho. Por eso han ganado la plata y un sitio en el torneo para buscar pasaje hacia los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Allí espera ya la formación rusa.

La selección de Evaristo Pérez, por esa cuestión de tamaño, que suple con arrestos, inteligencia y ambición para llegar tan lejos como lo hace en los últimos años -tres bronces continentales seguidos en 1001, 1003 y 2005-, tiene un límite en el que aparecen bloques físicamente tan poderosos como el ruso en Europa o Estados Unidos en otras competiciones. Pues hasta eso desafió cuando ya le daban por muerto. Ayer, sin embargo, no pudieron con Rusia.