Segalés, sin pegada. Saltó en el minuto 37 al terreno de juego en lugar de su compañero lesionado David Gallo. Pero no fue el día de Roger Segalés. El catalán apenas apareció y no ofreció soluciones a su equipo Fotos: IRENE G. RUIZ

A estas alturas a nadie se le escapa que los errores en Segunda B se cuentan por derrotas. Los recién ascendidos suelen tardar en acoplarse en una categoría como ésta en la que hay mucha igualdad y los detalles definen los encuentros. La Peña Deportiva comenzó con buen pie, pero lograr un punto de los últimos 12 posibles hace pensar que la dinámica del equipo de Luis Elcacho es, cuanto menos, peligrosa.

Un despiste defensivo tras un saque rápido de falta del Valencia llevó al traste con el trabajo anterior de los deportivistas. Después, el gol en propia puerta de Neftalí, en el 89, acabó por hundir al equipo.

La Peña se adueñó con autoridad del balón en los primeros minutos de juego. La defensa local era muy superior al ataque ché y el guardameta Moro fue un mero espectador en la primera mitad. En el primer minuto de juego, Tino dio el primer aviso con una internada de calidad que acabó con el valenciano en el suelo dentro del área, tras perder el balón de forma legal. Poco después, Fofi enganchó un disparo que rechazó un defensa y Gallo a punto estuvo de empujar a gol el esférico. Apenas sufría la Peña en tareas defensivas, con un Neftalí sobresaliente que había dejado en el banquillo a Buti. Pero seguía faltando gol, algo que el equipo lleva sin encontrar más de 360 minutos.

En la recta final del primer acto Segalés sustituyó a un renqueante David Gallo, y el equipo lo acusó. Al delantero catalán le falta ritmo, velocidad y colocación. El Valencia, por su parte, trató de desperezarse y el media punta Michel fue el encargado de crear el peligro visitante. En el 14, Berto salvó bajo palos un cabezazo del jugador visitante. La mejor ocasión para la Peña llegó en el minuto 20. Neftalí peinó con mucha intención una falta botada por Ondina y el cuero se perdió rozando el poste izquierdo. De ahí hasta el descanso poco futbol y ninguna ocasión de gol.

El bloque de la Villa del Río no encontraba el camino adecuado para inaugurar el marcador. Nacho Jara y Tino apenas entraban en juego, Segalés no olía el balón y Ondina deambulaba perdido en zona de nadie.

Elcacho, consciente de que su equipo estaba bloqueado, dio entrada a Heredia, un jugador que siempre es protagonista en el terreno de juego, pero que no está contando con la confianza de su entrenador para ser titular.

Mucho antes, en el 47', el colegiado obvió un claro penalti de Fonsi por un agarrón en el área. Los mejores minutos del cuadro local llegaron poco después. Tras una buena jugada trenzada por el medio campo del equipo, Nacho Jara metió un balón desde la línea de fondo que despejó la zaga ché a córner. El propio Jara remató tras el saque de esquina y el balón volvió a ser interceptado. Ondina botó de nuevo el cuero desde la esquina y el rechace lo empaló Fofi desde la frontal, pero el esférico salió desviado (min. 52).

Los goles

Poco más se vio en el área de Salva, portero del Valencia. Tan sólo cuatro minutos después llegó el tanto visitante. Un saque rápido de falta en el flanco zurdo pilló distraido a Berto. Iago ganó la línea de fondo y envió al segundo palo, donde Olcina cabeceó completamente sólo el primer tanto. La Peña pasaba de tener el 1-0 a mano a sucumbir por un desajuste defensivo y una evidente falta de concentración.

Heredia entró en banda izquierda, donde no pudo desequilibrar como en su carril natural. Tino y Segalés seguían sin aparecer y el equipo al completo acusaba la dura semana de partidos con un evidente bajón físico. En el minuto 68, Jara evitó bajo palos el segundo tanto ché tras un cabezazo de Carlos David. La Peña tuvo el empate en el minuto 73, tras un remate de Neftalí, pero Salva blocó el balón en la línea de gol.

Con el partido prácticamente acabado, Olcina inició un contragolpe recorriendo medio campo. Su pase al corazón del área lo interceptó Neftalí, que mandó el cuero al fondo de la red de su propia portería. Cuatro partidos sin conocer la victoria y sin anotar un sólo gol. La dinámica empieza a ser peligrosa.