Europa Press

Doce años después de que Carlos Moyá luchara en la final del Abierto de Australia, el tenis español tendrá de nuevo un jugador en busca del título, bien el número uno del mundo, Rafael Nadal, o uno que ya tiene el certificado en regla para estar entre los diez mejores, Fernando Verdasco.

Los dos completaron ayer una jornada estelar al vencer en un doble duelo a Francia y dejar a este país con la miel en los labios. Nadal se deshizo de Gilles Simon por 6-2, 7-5 y 7-5 en dos horas y 28 minutos, mientras que Verdasco ajustició a Jo-Wilfried Tsonga, finalista en 2008, por 7-6 (2), 3-6, 6-3 y 6-2 en dos horas y 48 minutos.

Para el pleno español del día sólo falló Carla Suárez, que cayó ante la rusa Elena Dementieva por 6-2 y 6-2, pero la canaria se ha metido entre las 30 primeras.

La otra semifinal

En la otra semifinal masculina, que se disputará hoy, lucharán el estadounidense Andy Roddick y el suizo Roger Federer, con el de Nebraska, ahora entrenado por Larry Stefanki, soñando con una victoria como la que logró en Miami el año pasado, la primera después de 11 derrotas en cinco años, aunque el balance es de 15-2 para el gran Federer.

Nadal y Verdasco conocerán ese rival en la final antes y seguro que intercambiarán opiniones al respecto. Los dos son zurdos, compañeros de Copa Davis y se aprecian. En el vestuario, tras ganar Verdasco a Tsonga, Nadal fue uno de los primeros en felicitarle. «Gran partido», le dijo, «especialmente los dos últimos sets».

Pero mañana, en la pista, será otra cosa, porque el de Manacor le ha vencido en seis ocasiones, cediendo un solo set y destrozándole en la última, en Roland Garros el pasado año, por 6-1, 6-0 y 6-2.

Moral a tope

Esta semifinal será un duelo especial para ambos, porque presentará a un Nadal que no ha cedido ni un set en este Abierto y a un Verdasco con la moral por las nubes tras ganar a rivales ante los que antes dobló la rodilla, como el checo Radek Stepanek o el británico Andy Murray, habiendo traspasado la barrera de cuartos, una de sus metas, y ya con tarjeta de top ten, porque al imponerse a Tsonga se ha situado noveno del mundo.

A pesar de que Nadal derrotó ayer en tres sets a Simon, fue éste uno de los partidos más duros que el español ha jugado este año en Melbourne. El tenista de Niza corrió y corrió sin parar, haciendo que el número uno pusiese todo el peso en la bola, para esperarle a la contra y enviarle misiles después.