La jugada previa al penalti de Vaquero también fue polémica. Jonathan Carril fue zancadilleado en el área, pero el colegiado no lo vio. Foto: GERMÁN G. LAMA

La Peña Deportiva sumó ayer un punto que tiene diferentes lecturas, aunque por lo visto en el Municipal de Santa Eulària la sensación que transmite el equipo es de esperanza por conseguir la salvación. El hecho de jugar como local ante un rival directo obligaba al conjunto de Cristóbal Parralo a sumar los tres puntos, pero el Alzira planteó un partido muy serio y no dejó maniobrar con facilidad al plantel peñista. Además, los de 'Yoyo' Ocaña se adelantaron en el marcador en la segunda mitad y la Peña tuvo que remar contra corriente para no caer derrotado.

Ambos técnicos proyectaron sobre el terreno de juego una propuesta ofensiva en busca de la victoria, único resultado válido a tenor de su clasificación, pero el juego, al menos en la primera mitad, se desarrolló en medio campo.

Cristóbal volvió a confiar en el once inicial que derrotó al Gavà y al Valencia Mestalla, con la excepción de Raúl Casañ por el sancionado Ondina, pero el equipo nunca se sintió cómodo ante la presión del bloque levantino.

La primera ocasión del encuentro fue para el delantero Masini, con un disparo cruzado que detuvo a ras de césped Pociello (min. 3). Ésta sería una de las escasas llegadas al área en la primera mitad, exceptuando las jugadas de estrategia. Y contra pronóstico, en esa faceta el Alzira fue superior. Los valencianos tiraban de pizarra en cada falta lateral, mientras que los de la Villa del Río buscaban las bandas de Heredia y Guirado, sin demasiada fortuna.

A los 21 minutos la Peña gozó de su primera ocasión en las botas de Tino, y esta vez sí, a balón parado. El media punta colocó un centro medido al corazón del área, pero no encontró rematador.

El Alzira, pasada la media hora de juego, comenzó a estirarse a través de lanzamientos en largo desde la defensa buscando la espalda de los centrales. La Peña, agazapada, no hallaba la forma de crear peligro sobre la meta de Paco y Tino, el único jugador capaz de crear peligro en la zona de tres cuartos de campo, no conseguía entrar en juego.

Al borde del descanso el cuadro blaugrana volvió a tirar de estrategia. El defensa Sergio Heras sorprendió en el segundo palo, pero no acertó a conectar el remate a escasos metros de la portería. Ambos equipos ponían rumbo a los vestuarios con sensaciones contradictorias, pero con la certeza de que un gol podría resultar decisivo.

El conjunto local, consciente de que el empate era insuficiente, adelantó sus líneas. Cristóbal cambió de banda a Heredia y Guirado y dio entrada a Adrián Ramos por David Gallo, aquejado de unas molestias en el talón.

En el minuto 55 llegó la jugada tonta que supuso el gol del Alzira. Con Casañ siendo atendido en la banda por un codazo que le abrió el pómulo y Jonathan Carril esperando para saltar al césped, Ramón recogió un rechace en la frontal y envió un zurdazo junto al poste derecho de Pociello. Un duro mazazo que rompía los esquemas de la Peña y llenaba de dudas y nerviosismo el abarrotado Municipal.

Poco después, Masini pudo sentenciar el choque al plantarse sólo ante el meta local, pero su torpeza y la habilidad de Pociello evitaron el 0-2.

Y como suele ocurrir en estos casos, el que perdona lo acaba pagando. La Peña, instantes después, invadió el área rival y después de rematar en dos ocasiones a bocajarro, el tercer disparo, de Raúl Casañ, lo desbarató Vaquero con las manos. El colegiado no dudó y decretó penalti y expulsión. Tino igualó un partido al que aún le restaban 25 minutos de juego. El conjunto de Cristóbal seguía buscando los tres puntos, mientras el Alzira miraba el electrónico esperando el pitido final. En el tiempo extra, Gavilán pudo dar la victoria a su equipo tras una buena jugada de Heredia, pero el lateral envió alto el cuero en el segundo palo. Con este resultado, el equipo sigue en descenso, a un punto del Valencia Mestalla y a dos del Osasuna B.