La travesía por el desierto resulta un auténtico calvario para los más rezagados. Aquellos que agotan sus víveres, cuyo físico no les permite mantenerse en pie y a los que la fortaleza mental apenas les alcanza para creer en sus posibilidades. En el particular infierno de la Segunda División B, ocho equipos luchan por la supervivencia, por alcanzar el cielo y seguir una temporada más compitiendo a nivel nacional.

En los tres últimos meses, desde que naciera 2009 en lo futbolístico (4 de enero), la escuadra que más méritos ha realizado para tal objetivo ha sido, precisamente, la que a estas alturas mejor situada está en la tabla: el Valencia Mestalla. El conjunto che ha obtenido 16 puntos de 42 posibles, y a falta de seis jornadas goza de ese mismo dígito como colchón para aferrarse a la categoría. Sin embargo, en las ocho últimas citas el filial valencianista ha visto mermados sus resultados y ha sido desbancado de ese lugar honorífico en el furgón de cola.

El Benidorm, conjunto que le sigue en la clasificación, ha rescatado un punto más desde febrero. Pero es la Peña Deportiva el bloque más entero en esta trayectoria de encuentros, sumando diez puntos de 24 posibles. Estos guarismos sitúan a los de Cristóbal Parralo rayando la salvación en la última jornada. Aunque en el fútbol las matemáticas fallan y en muchas ocasiones dos y dos, no son cuatro.

Golaverage

El Terrassa, principal enemigo de los peñistas, tiene a su favor el golaverage particular tras sendas victorias por la mínima, pero no así la dinámica de resultados en las últimas fechas. El plantel catalán ha cosechado seis puntos, cuatro menos que los ibicencos, desde la jornada 25 del campeonato. Y los de la Villa del Río tienen por delante un domingo trascendental con su visita a Santa Coloma de Gramanet y el choque entre el Eivissa y el Terrassa, equipos con los mismos números en 2009. Dos victorias ibicencas dejarían a los de Santa Eulària a tres puntos del puesto de promoción y con las esperanzas de salvación practicamente intactas. En el caso del Eivissa la ecuación resulta casi imposible de resolver y en el club todos son conscientes de que sólo un milagro les puede mantener en la categoría.

Cinco victorias en 32 jornadas y ser el conjunto más goleado de Primera, Segunda y Segunda B (sólo por detrás del Sporting de Gijón) hacen que el descenso sea una obligación no solo deportiva, sino moral.