El San Rafael regresó ayer a la senda de la victoria tras doblegar por 2-0 al débil Ferreries, que tiró el partido por la borda en un cuarto de hora. Fue el tiempo que necesitó el equipo rafeler para marcar dos goles y dejar visto para sentencia un partido en el que los locales tuvieron que exprimirse al máximo para resolverlo con éxito debido a varias polémicas decisiones arbitrales.

La primera ocasión del encuentro la tuvo Adrián Ramos en sus botas. Fue en el minuto siete, cuando recibió un pase interior de Julio, enfiló el área y, en vez de disparar, buscó el pase de la muerte con más pena que gloria. Mario Ormaechea se desesperaba en la zona técnica. Y es que la ocasión había sido demasiado clara. Afortunadamente, se olvidó de ello dos minutos después, cuando una falta botada por Dani al segundo palo en busca de algún rematador se alojó en las mallas de la portería defendida por Jesús después de que nadie tocara el esférico.

Fue el primero de los dos grandes regalos realizados por los menorquines, cuya defensa se asemejaba más a los Reyes Magos que a otra cosa en esta primera mitad. Y es que, al cuarto de hora de juego, Carlos Fernández le robó la cartera al central Enrich, se plantó solo ante el portero y tuvo tiempo de sobra para prepararse la pelota y cruzarla ante la media salida del guardameta. 2-0 y partido finiquitado, más que nada porque el Ferreries no exhibía la calidad suficiente como para confiar en una milagrosa remontada.

El cuadro menorquín sólo tuvo dos ocasiones de gol y fueron en los últimos cinco minutos, pero su falta de pegada les impidió meterse en el encuentro. Primero, Alzina no resolvió ante Seral después de que éste le regalara el balón en un mal despeje y, después, Conejo recibió un pase interior en el área y cruzó el balón demasiado ante la salida del cancerbero.

Cambio de decorado

En la segunda mitad, el decorado cambió totalmente. Y no por el hecho de que el Ferreries saliera a por todas en busca del empate, sino por una más que polémica actuación arbitral. En un partido en el que no hubo dureza alguna ni entradas agresivas, Peña Molina decidió hacerse con el protagonismo absoluto del choque para desesperación de la grada. La primera decisión polémica fue la expulsión de Adrián Rosa a los tres minutos con tarjeta roja directa por una disputa verbal con un rival. Ormaechea, disgustado, pateó una botella de agua al campo. Estaba indignado.

El técnico rafeler tuvo que mover pieza y dio entrada a Pedro, un pivote acostumbrado ya a actuar de central cuando la situación lo requiere, por Salazar, dejando solo en punta a Carlos Fernández. Poco después también sustituyó a Julio por Tomás, pero este cambio no fue táctico, sino de refresco.

El Ferreries, en superioridad numérica, debía tomar las riendas del partido, pero nada más lejos de la realidad. El disparo de Conejo que salió fuera en el minuto 54 no fue ningún aviso ni nada parecido. Más bien fue un espejismo. Y es que Javi Seral fue un espectador más. De hecho, la mejor ocasión de este segundo acto la tuvo Guillermo cuando disparó a las nubes tras un cante del portero en el minuto 66.

Antonio Asensio también movió fichas. Castro y Esteban saltaron al campo por Pons y Paulo, buscando algo más de consistencia y llegada, si bien no consiguió su objetivo. Es más, el conjunto visitante no fue capaz de lanzar ni una sola vez entre los tres palos en todo el segundo acto. Y eso que jugó contra nueve casi 20 minutos después de que Guillermo fuera expulsado en el 74' por una rigurosísima segunda amonestación. Lo más cerca que estuvo de marcar fue en un centro chut de Conejo que tocó en la parte superior del larguero en el minuto 72.

El San Rafael, a base de casta y sacrificio, supo mantener su portería a cero y acabar así con una racha de un mes sin ganar, adjudicándose así tres puntos que lo aúpan a la tercera posición de la tabla. Quién lo iba a decir.