«Cualquier falta, cualquier córner, ¡pega, pega, pega!». Con estas palabras arengaba Luis Rueda a Diego Romero antes de que saliera al campo, en el minuto 82 de partido, con 1-1 en el marcador. El lateral, que se caracteriza por su excelente golpeo de balón, saltaba al césped para hacer lo único que se podía ejecutar medianamente bien ayer sobre la 'piscina' de Santa Eulària: botar con eficacia los lanzamientos a balón parado.
El partido se le había complicado a la Peña Deportiva, muy superior a su rival en la intensa batalla bajo el diluvio universal, cuando Nevado sorprendía a la zaga en una falta lateral y empataba de cabeza en el minuto 60. Previamente, en el 49', Raúl Casañ había roto la injusta igualada del primer tiempo al aprovechar una buena cesión de Piquero dentro del área y romper el cuero junto al poste derecho.
Los fantasmas sobrevolaban la Villa del Río. En la primera mitad, el equipo ibicenco no fue capaz de abrir el marcador pese a su mayor ambición y coraje sobre un escenario impracticable. El abundante agua caída en la tarde de ayer inundó el maltrecho césped del Municipal. El balón no rodaba y en esas condiciones el fútbol directo estaba más que justificado. Edu Moral, especialmente, se reivindicó con su entrega y fuerza física, pero el dominio no se traducía en ocasiones de gol.
Intensidad final
Casañ desniveló pronto la balanza en la reanudación. La Peña seguía 'enchufada' y perseguía sentenciar a su rival mientras aminoraba la tormenta. Un error defensivo en un ejemplar lanzamiento de falta de Nando permitió a Nevada cabecear libre de marca el empate.
El tanto no descentró a los pupilos de Luis Rueda, que no daban crédito al botín que podía llevarse el Santanyí de aquel naufragio. Piquero fue objeto de un claro penalti en la recta final, pero él mismo se encargó de fallarlo para desesperación del respetable. De la grada salió un desafortunado improperio de algún desalmado que llegó a oídos de Rueda (min. 77). El asturiano esperó impaciente contestar.
El partido entró en la fase decisiva. Romero entró en el terreno de juego y el guión de encuentros anteriores cambió. La Fortuna se alió por fin con la Peña.
El recién incorporado lateral sacó en condiciones un córner desde la derecha que remató en el área pequeña Berto al fondo de la red (min. 91). Entonces Rueda explotó. Increpó a aquel aficionado que se había sobrepasado minutos antes con Piquero y celebró como nunca la momentánea victoria.
Entre el revuelo general por la trifulca y tras el pertinente saque de centro del Santanyí, el delantero cántabro se desquitó de su fallo. Agarró un balón en el vértice izquierdo y lo situó con la diestra en el palo opuesto. Una obra de arte que rubrica una victoria crucial. La Peña ya es sexta. «¡Al loro! Que no estamos tan mal», como diría el otro.