Pasadas las 19,30 horas y, con gesto visiblemente fatigado tras un largo viaje, cruzaba la puerta de llegadas de la terminal de es Codolar Víctor Aranguren, flamante campeón de Europa júnior de karate. La madre del deportista ibicenco no podía contener la emoción. Fernando Pérez, su entrenador en el Samyd, y sus familiares expresaban con un cálido abrazo una felicidad absoluta, plena de orgullo hacia su chico oro.
Las primeras palabras del joven no eran, precisamente, de alegría. A Víctor, que cumplirá el próximo mes 18 años, no le han hecho ninguna gracia los comentarios de un árbitro andorrano en un foro de Internet dedicado a este arte marcial, que califica de «deslucido» el combate del ibicenco ante «el correoso turco». Aranguren considera que el adjetivo que realmente define a su oponente es el de «bruto». «No controlaba las acciones y eso tiene su penalización. El karate es control y, si no lo sabes hacer, estás descalificado», recuerda el nuevo campeón continental de los 'pesos pesados'.
La imagen de Aranguren contrasta con la que desprendió en la final el otomano Kaptan. Su semblante es el de un chico humilde, introvertido y racional. Quizá por eso estima más importante «la cabeza que el físico», una cualidad que le ha permitido hacer historia.
El combate más difícil
«Aluciné de lo bien que se me dio el campeonato. Gané la primera pelea y, casi sin darme cuenta, me planté en la final», explicaba mientras observaba la ilustre presea dorada que colgaba de su cuello. Para el torneo tuvo ganar un par de kilos. «De altura era el más bajito, pero no tuvo importancia», sostiene Aranguren, que vivió el único momento crítico en su inmaculado trayecto hacia la gloria en los cuartos de final, frente al eslovaco Soltys. «Fue el combate más difícil. Iba perdiendo 4-1 y cuando quedaban tres segundos hice una técnica de barrido y puntué estando en el suelo y eso son tres puntos, con los que empaté. Luego en el minuto extra le gané 3-1», explica el internacional júnior.
Después de este primer gran éxito a nivel europeo una nueva esfera deportiva se abre ante Aranguren. «Seguiré haciendo lo mismo que he hecho toda la vida». 'Trabajar desde la humildad'; diría a buen seguro su entrenador.
Mientras finaliza sus estudios y decide por qué ciudad pasará su futuro, Madrid o Barcelona, el integrante del club Samyd ya piensa en el próximo Campeonato de España, al que espera acudir en calidad de karateca sénior. Un nuevo reto personal.
El otro desafío que aguarda con emoción, su gran objetivo a medio plazo, es el Mundial júnior de Malasia, en el mes de octubre. «Espero que me seleccionen», apunta con su ya habitual modestia. Ahora toca descansar, administrar bien las alabanzas y comenzar de nuevo, porque esto no ha hecho más que empezar para este emergente campeón.