El lateral José Ruiz trata de frenar al incombustible defensa de la Peña Pau Pomar. El mallorquín demostró una vez más su poderío físico y brilló también en tareas ofensivas.

La faena de la Peña Deportiva ayer en su regreso al Municipal se desarrolló con plenitud una vez se alejó la gris borrasca que arreció de agua la moqueta artificial de Santa Eulària durante los primeros 45 minutos de encuentro frente al Ferriolense.

En este periodo, la formación de charcos impidió al equipo local desplegar su fútbol para desbordar a la zaga del conjunto que entrena Luis Espinosa. El equipo mallorquín se arropó en el poderío físico de su contundente defensa para achicar espacios y despejar los balones aéreos. Así, la Peña solo pudo inquietar el marco de Fran a balón parado o en segundas jugadas.

Pando, con una falta que se estrelló en la barrera, y Aitor, que enganchó una volea desde la frontal a la salida de un córner, fueron los primeros en avisar de las intenciones de la Peña. A los 17 minutos, Da Silva realizó el primer remate a puerta con un cabezazo que interceptaron el guardameta y el travesaño. Poco después, el colegiado se tragó una mano clamorosa del defensa visitante Dani Gil sobre la misma línea del área.

La lluvia golpeó con más fuerza en el ecuador del primer acto. Bajo estas circunstancias, el Ferriolense fue capaz de tutear a la Peña; de disputarle el balón e, incluso, las oportunidades. Salió de la cueva el grupo mallorquín y Riki puso en apuros a Seral tras zafarse de sus dos marcadores y disparar con violencia a puerta, pero su chut salió desviado (min. 28). La primera mitad concluyó con una acción de garra protagonizada por Pau Pomar, cuyo centro al corazón del área no alcanzó Da Silva a empujarlo a la red.

Sale el sol

El paso por los vestuarios trajo consigo la luz. Real y metafórica. La entrada del italiano Iván, ‘Maca’, Aledda, en sustitución del lesionado Ramiro, dio mayor verticalidad al ataque. El estado del césped mejoró y con él el juego del equipo. Pando y José Luis recuperaron el esférico en el centro del campo para comenzar con el asedio sobre el área de Fran.

Pomar probó fortuna primero con un fuerte disparo desde 30 metros que no atajó el guardameta ni alcanzó Da Silva en el rechace (min. 46). Un minuto después, Aledda se marchó con calidad de su marcador hacia el interior del área, pero su golpeo se marchó desviado.

Con paciencia, la Peña acabó encontrando una fisura por donde hincarle el diente a su rival. Piquero luchó un balón en largo dentro del área; se revolvió y consiguió sacar un tenue disparo cruzado ante la salida del guardameta para establecer el 1-0 (min. 60).

El goleador de la Peña impartía justicia en el marcador con un tanto de delantero oportunista. El cántabro templó los ánimos del equipo, que comenzaba a recordar los fallos clamorosos que a punto estuvieron de costarle un disgusto la semana pasada en Son Ferrer.

El equipo ibicenco no bajó sus pulsaciones. Mantuvo vivo el encuentro. Buscó ampliar su renta y evitar apuros en los minutos finales. José Luis y el propio Piquero cruzaron demasiado el balón en sendas incursiones en el área. Después, Borja Pando cabeceó demasiado alto un córner bien botado por Aledda. 10 minutos después se repitió la escena, aunque nació de una falta lateral ejecutada por Bernal. Pando, libre de marca, remató a bocajarro por encima del larguero para desesperación de Ormaechea.

La Peña no se libraría del sustito final, cuando el árbitro anuló un gol del visitante José Ruiz por fuera de juego en el minuto 90. Habría sido injusto, pero ya se sabe: si perdonas, lo acabas pagando.