Escandell, con el brazalete de capitán tras el último partido ante el Ciutadella. | Redacción Digital

Dicen que las crisis económicas benefician a los más poderosos. Los pudientes aprovechan el dolor de la muchedumbre y los resquicios que asoman en el mercado para ampliar su fortuna. En el Atlético Isleño sucede algo similar. Dentro de su funesta temporada, sobretodo en el plano extradeportivo, emergen futbolistas con personalidad y coraje como el demostrado por su capitán, el polivalente central ibicenco Javier Escandell Vargas (Eivissa, 27).

Nadie ha dudado de su honradez sobre el césped de Can Misses. Ha liderado con casta un vestuario resquebrajado, sin alicientes y golpeado por las adversidades. Y fruto de su orgullo a punto estuvo de salvarse el equipo del infierno de la regional. Se debate aún el futuro del Isleño, pendiente de lo que el Poblense supere o no la última ronda de promoción para ascender a Segunda División B.