Diego del Rey, durante una simultánea que jugó en la pitiusa menor.

El maestro internacional de ajedrez Diego del Rey (Buenos Aires, 1974) visitó la semana pasada la pitiusa menor para colaborar en el Festival Formentera s’Enroca 2014, organizado por el Club 4 Torres con la colaboración de la conselleria de Esports del Consell de Formentera y que incluyó un Open Internacional, un torneo infantil, un campus educativo y una partida simultánea con un total de unos 50 participantes de todas las edades.

El ajedrecista comenzó con este deporte siendo muy pequeño en el colegio. «Tenía un profesor de matemáticas que vio enseguida mi potencial con el ajedrez y lo mejor es que me sacaba de clases que no me gustaban para que practicara esto, recuerda». En la charla mantenida con PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA, Del Rey no dudó en jugar con su apellido: «Creo que estaba destinado a esta actividad».

En 1994 llegó a España, fichado por un club de ajedrez, y se instaló en Zaragoza, donde continuó su ascenso hasta conseguir el título de maestro internacional en 2001 y realiza una labor pedagógica con un total de 21 escuelas de ajedrez que coordina en la actualidad.

«Mi meta es promocionar el ajedrez base y, ahora que el Parlamento Europeo ha aprobado que sea una materia no curricular en las escuelas, me siento muy contento por lo que este juego aporta al desarrollo cognitivo de los alumnos», señaló.

Teoría

Con respecto a que es un deporte en el que siempre terminan despuntando los hombres, el argentino expresó que «en este tema hay todo un debate y yo tengo mi propia teoría». «Sin duda, las chicas tienen más facultades intelectuales, pero a la vez son más pragmáticas y, a veces, este deporte necesita de mucho tiempo de entrega, por lo que las mujeres lo abandonan antes», explicó.

Para Diego, el ajedrez es su «vida». «Me ha aportado todo en lo personal y en lo social. Es un deporte que tiene un enorme paralelismo con la vida. Aprendes a conocer a tu contrincante viendo cómo se mueve sobre el tablero durante una partida. Es todo un universo de táctica y estrategia, y cuando los niños lo aprenden de pequeños se cultivan en lo de saber ganar y saber perder, algo que les sirve luego para su vida diaria sin lugar a dudas», comentó

El ajedrecista destacó su ilusión de que «el ajedrez termine siendo una materia curricular en todos los colegios por lo que aporta en materia de confianza personal, en la toma de decisiones, en asumir las consecuencias de tus actos y, por supuesto, a subir la autoestima, ya que no olvidemos que este juego ejercita los dos hemisferios cerebrales, pero siempre dosificado en sólo unas horas a la semana, ya que es sólo un complemento intelectual y puede provocar, si no desenganchas, un ensimismamiento que tampoco es bueno».