Bernabé Rodríguez, pese a no lograr superar el reto de los 400 kilómetros, venció en la prueba de las 72 horas. | Marco Torres

El atleta ibicenco Bernabé Rodríguez (25/02/1968) ha vuelto a superarse a sí mismo poniéndose al límite de su resistencia. El pasado sábado el atleta del CA Pitiús se alzó como vencedor indiscutible en la prueba de las 72 horas de los 6 Jours de France, que se ha celebrado en la localidad de Privas. Una competición de lo más exigente, en la que los corredores ponen a prueba su capacidad física y su resistencia mental llegando hasta el borde de la extenuación. Bernabé Rodríguez consiguió recorrer en esos tres días, nada más y nada menos, la distancia de 350.9 kilómetros, aventajando a su inmediato perseguidor al paso por la meta en un total de 23 kilómetros.
Hoy, nos acercamos a él un poco más para conocer los detalles de una competición no apta para muchos, en la que el ibicenco ha demostrado ser el más fuerte.

—Bernabé, ¿cómo te sientes una vez que que han concluido las 72 horas de competición?.
—Agotado. Han sido tres días de intenso sufrimiento bajo un calor insoportable. Hemos competido bajo un sol abrasador y con temperaturas de más de 38 grados.

—Pero, en lo deportivo las cosas te han ido bien, ¿no? .
—Así es. En lo deportivo estoy muy contento por el buen resultado que he obtenido pero, al mismo tiempo, estoy muy disgustado con varios aspectos de la organización.

—¿Puedes explicarte?.
—He visto cosas allí que no me han gustado nada. No tengo ninguna queja en cuanto a las infraestructuras ni con el circuito. Hasta ahí todo bien. Pero, por ejemplo, en lo que concierne al avituallamiento ha habido cosas extrañas e incomprensibles para una prueba así.

—¿Por qué?
—Porque en las bolsas que nos proporcionaban la comida era escasa, de poca calidad y ni siquiera nos facilitaron ningún tipo de bebida isotónica para poder rehidratarnos.

—Parece que lo has pasado bastante mal.
—Sin duda alguna. Ha sido una prueba durísima en la que muchos participantes han acabado retirándose antes de tiempo porque ya ni siquiera podían correr o andar y en la que, casi todos, hemos acabado pagando un precio muy alto por el desgaste físico que hemos sufrido. Debido a la falta de líquidos y de sales minerales algunos de los participantes han acabado orinando sangre y muy asustados.

—¿Qué ha sido para ti lo peor durante estos días?
—No sabría decirte, pero está claro que la deshidratación y la falta de sueño se han llegado a convertir en un gran problema. Había momentos en los que iba caminando y parecía que tenía la cabeza ida. Apenas he podido dormir porque las condiciones para hacerlo allí dejaban bastante que desear, y el agotamiento y la fatiga eran tales que no me dejaban descansar. Durante las 72 horas de la prueba únicamente he conseguido dormir unas 3 horas y media, y no más de 20 minutos cada vez que lo he intentado.

—En cuanto a lo estrictamente deportivo, ¿cómo ha transcurrido la prueba?
—Bueno, empecé el primer día imponiendo un ritmo muy fuerte para todos los rivales. Poco a poco fui marcándome un paso que fuera cómodo para mí y conseguí abrir una brecha de 20 o 25 kilómetros de distancia sobre el segundo y después simplemente he sabido ir manteniéndola así hasta llegar al final.