Víctor Canseco, ayer por las calles de Puig d’en Valls. | Arguiñe Escadón

Víctor Canseco Fernández (Eivissa, 05-04-1988) abandona la isla. Un año en casa le ha bastado para darse cuenta de que si quiere aspirar a lo máximo debe regresar a Madrid, ciudad que abandonó el pasado verano tras muchos años como interno en la residencia Joaquín Blume. El del Club Sant Jordi se ha topado con «obstáculos» en su preparación en las Pitiüses, donde, eso sí, dice haber progresado «laboralmente». En la capital pretende que su rendimiento vuelva a ser el de antes, ése que le condujo a incontables títulos y medallas.

— El nombre de Víctor Canseco no pudo aparecer en el podio del Campeonato de España absoluto este año al no poder acudir por lesión. ¿Cómo se encuentra físicamente?
— Realmente mi nombre lleva sin aparecer en el podio nacional e internacional desde el Campeonato de España de 2014, al que no pude asistir por lesión. Llevo dos temporadas lesionándome en la fase sector. El año pasado decidí no participar en el Campeonato de España después de lesionarme en ella. Tuve la mala suerte de recaer en una vieja lesión de espalda que me había impedido estar al cien por cien desde mediados de 2012. Este año, la verdad es que no llevaba una buena preparación, no estaba físicamente ni a un cincuenta por ciento y esta mezcla, sumada a esa lesión permanente de espalda que tengo, pues me impidió seguir adelante en la fase sector. Ahora estoy bastante mejor que en abril, pero todavía me queda trabajo por delante para alcanzar un estado de forma óptimo antes de iniciarme en la alta competición, a la cual calculo que volveré a primeros del año que viene.

— ¿Le veremos el próximo año en alguno de los tres cajones?
— Pues no lo sé. Voy a trabajar para subir al primer cajón, al más alto, pero no sé cómo va a responder mi espalda. Lo que sí sé es que voy a trabajar para volver a reengancharme a la alta competición. Y lo que también sé es que quedan muchas medallas aún por colgarme del cuello.

— Regresó a Eivissa tras varios años en la resicencia Joaquín Blume de Madrid. ¿Cómo evalúa esta temporada pasada tras su decisión de prepararla en casa?
— Por ciertos desencuentros con la Real Federación Española de Judo decidí abandonar Madrid. Mi idea era aprovechar una oportunidad laboral y profesional para poder así continuar con mi sueño deportivo. Las cosas deportivamente no han salido como esperaba, pero he de quedarme con las cosas buenas, y es que profesionalmente he podido evolucionar. Ahora puedo tener la comodidad de empezar a darle duro a los entrenamientos a partir de octubre cuando vuelva a Madrid.

— ¿Considera entonces que fue un error venir aquí?
— Depende por dónde se mire. Laboralmente, no; deportivamente, sí. Prefiero quedarme con las cosas buenas, pero sin olvidarme de las no tan buenas, aprender de los errores e intentar no volver a repetirlos en un futuro. De todos modos, cuando decidí volver a Eivissa, no esperaba que deportivamente fuese a encontrarme con tantos obstáculos. Y eso, sumado a la recaída en esta lesión de espalda, pues ha hecho que no pueda afrontar deportivamente la situación como la había pensado.

— ¿Piensa que en la capital mejorará su rendimiento?
— Sin ninguna duda. Allí puedo evolucionar. En Madrid tengo un grupo de trabajo que ya conozco, compañeros con los que puedo entrenar, y gente que me apoya y está deseando que vuelva a la competición. Estoy seguro de que mi rendimiento va a volver a ser el que era y espero no quedarme ahí, porque, como comentaba anteriormente, aún tengo objetivos marcados en mi cabeza que quiero conseguir. No va a ser fácil, porque esto ya no es como cuando tenía 16 años y sólo tenía que preocuparme de entrenar y estudiar. Ahora, hay que mantener una casa y eso no se paga solo, por lo que hay que seguir evolucionando laboralmente y eso te resta tiempo de preparación deportiva. Sin embargo, como bien dice el dicho, querer es poder.

— ¿Volverá a ejercitarse en la Blume o por cuenta propia?
— Como interno en la residencia, no. Han sido unos años increíbles que me han ayudado a crecer como deportista y, sobre todo, como persona, pero mi etapa allí ya finalizó. Tengo 27 años y otras necesidades distintas a las de hace 11 años cuando entré en la Blume. Ahora hay que evolucionar en otros campos de la vida en los que estando allí interno es imposible hacerlo. Sí que es cierto que no descarto la idea de volver como externo para seguir con la preparación. Intentaré aprovecharme de lo bueno de ejercitarme por mi cuenta con el equipo de trabajo del que me he decidido rodear, pero también de las instalaciones que tiene el CAR de Madrid y de los medios que te proporcionan desde allí.

— Su currículum está repleto de títulos y medallas, pero falta el oro nacional absoluto tras varios subcampeonatos. ¿Lo ve posible?
— Con trabajo y el respeto de las lesiones, sí. Ya en el último campeonato en el que participé tuve varias decisiones en contra que me perjudicaron claramente y me alejaron del oro. En estos dos años, aunque no haya estado encima del tatami todo el tiempo que me hubiese gustado, sí que he visto muchos vídeos, he leído entrevistas antiguas, he visualizado momentos de competiciones... Noto que he madurado en la forma de pensar y de ver muchas cosas que en el pasado me empujaron a cometer errores de preparación a la hora de entrenar a situaciones que quizás en su momento me superaron.

— ¿Le obsesiona esa medalla?
— No. Sé que tarde o temprano va a llegar. Las cosas vienen como vienen y, entre unas y otras, pues se está haciendo de rogar la dichosa medalla. Tengo ocho campeonatos de España en todas las categorías. Sólo me falta éste para completar la colección. Sé que va a llegar. Tengo ganas de ponerme el mono de trabajo, en este caso el kimono [risas], y empezar a trabajar. Me siento muy fuerte y con más ganas que nunca. Tengo hambre de competición, de subir al tatami y luchar. Lo echo en falta. Y sé que esta medalla va a llegar al igual que otras muchas que me faltan por colgarme.

— Parece que los Juegos de Río no están al alcance. ¿Cuáles son sus sueños y cuáles ve tangibles?

— Los Juegos de Río se empezaron alejar el día que me lesioné la espalda. En condiciones normales, si todo hubiese ido medianamente bien, a día de hoy estaría peleando por ir. Ahora están muy lejos. Es más factible llegar a la Luna que a Río [risas], aunque voy a volver a entrenar y competir como si a ellos aún pudiese ir. Realmente hay opciones matemáticas, pero es muy, pero que muy, difícil. La esperanza es lo último que se pierde, aunque, siendo objetivo, me voy a centrar en volver a la alta competición poco a poco y espero que para primeros de 2016 ya pueda estar participando en competiciones nacionales e internacionales de los correspondientes circuitos. El principal objetivo del año próximo es volver a la alta competición y preparar bien el Campeonato de España. Hay Campeonato de Europa y del Mundo cada año. Después, en 2017, son los Juegos del Mediterráneo en Tarragona, que estoy seguro de que serán especiales al ser en España. Sueños tengo muchos, pero el principal es volver a competir. Me crea cierto recelo ver cómo dentro de los 20 primeros clasificados en el ranking mundial hay gente a los que en su día he ganado y hoy son ellos los que se cuelgan las medallas en las grandes citas mientras yo lo veo desde casa. Pero así es la vida. Yo, a lo mío, y lo mío es volver a trabajar para, como mínimo, poder estar peleando con ellos por esos metales.