Adiós a la permanencia. Eso es lo que dijo ayer el Harinus Peña Deportiva, colista del grupo III de Segunda División B, de manera virtual tras caer por un sonrojante 5-11 contra un rival directo, el Barceloneta. En antepenúltimo clasificado le pintó la cara al conjunto peñista en Santa Eulària, donde ni siquiera el arropo de más de un centenar de espectadores evitó la debacle.

Es cierto que los santaeulalienses se toparon en multitud de ocasiones con el palo y que el sino del partido podría haber cambiado si la pelota hubiera entrado, pero la realidad es que no lo hizo y que, además, su juego dejó mucho que desear. De hecho, prácticamente tenía que dar gracias por marcharse al descanso con un solo gol de desventaja (1-2).

No pudo entrar peor el cuadro de Francisco Eduardo Inza al partido. Y es que a los 30 segundos ya iba por debajo en el marcador. Joan se topó a los cinco minutos con el palo y, poco después, una pérdida del pívot mallorquín supuso el 0-2, obra de Sergio a pase de Álex.

De nuevo la madera impidió al Harinus ver puerta. En esta ocasión fue Yves el que se topó con ella. Los locales decidieron presionar a tres cuartos de pista en la recta final y forzaron la quinta falta con más de seis minutos por delante. Precisamente desde los diez metros llegó el único tanto de los peñistas en esta primera mitad, gracias a una transformación de Juan Cruz a falta de tres minutos.

La Peña se había metido de nuevo en el partido y sabía que un tempranero tanto tras el descanso podía dar un vuelco a la situación, pero nada más lejos de la realidad. Al igual que el tiempo anterior, el cuadro catalán fue el que golpeó nada más reanudarse la contienda con un golazo de tacón de Marco. Álvaro, poco después, volvió a poner a los peñistas a tiro de uno, pero la diosa Fortuna no iba a estar del lado de los ibicencos. Yves se topó con el palo y, segundos después, Pascual puso tierra de por medio. El tanto sentó como un jarro de agua fría hasta el punto de que la desventaja creció un par de minutos después.

Con el 2-5 en el luminoso y un Harinus perdido sobre la pista, a Inza no le quedó otra que jugársela con el portero-jugador. La Peña trató así de buscar, prácticamente a la desesperada, la remontada, pero eso no hizo más que empeorar las cosas. Los goles fueron cayendo como caramelos en la puerta de un colegio y el cuadro peñista, con un 5-11 final, acabó sacando prácticamente un billete directo a Tercera.