Paulina Buforn se dispone a lanzar un siete metros en un partido del Balonmano Zuazo.

Paulina Pérez Buforn (Ibiza, 25-01-1997) regresa a casa este fin de semana. La zurda del Balonmano Zuazo Eskubaloia se mide este sábado al equipo en el que se formó como jugadora. Una vuelta muy especial que se vivirá con intensidad en las gradas de Santa Eulària.

—Regresa a casa. ¿Cómo se siente?
—Pues con muchas ganas. La verdad es que es una fecha que lleva mucho tiempo señalada en el calendario. Es volver a mi casa. Va ser muy raro entrar en el pabellón e ir a un vestuario que no es el mío, salir a un banquillo que no es el mío... En esa pista he vivido casi lo más bonito de mi vida deportiva. Tengo muchas ganas de jugar contra mis amigas, contra mi hermana, contra mi entrenador de siempre... Nos movimos con los chicos de prensa de los dos equipos para hacer el sorteo de mi camiseta. Qué menos que tener algún detalle que haga más significativa esta fecha, más allá de lo que me supone a mí personalmente.

—¿Qué espera del partido?
—Es un encuentro al que vamos a ir muy serias, lo estamos preparando mucho porque necesitamos puntuar sí o sí. Sabemos que Puchi es una pista difícil, que son un equipo muy rocoso en casa. Entiendo que ellas también van a ir a muerte porque tienen la salvación casi hecha. Será un partido complicado.

—Entonces, ¿será raro?
—Va a ser raro. Está claro... pero ojalá que todas las cosas que fuesen raras sean así de especiales. Va estar mi familia en las gradas, mis amigos, el Frente Puchi que lo he visto formarse. Me parece muy bonito que vaya a vivir un partido del Puchi en División de Honor.

—¿Cómo le va en el Zuazo?
—Ahora, muy bien. He recuperado sensaciones, me vuelvo a divertir en la pista. Me ha costado muchísimo adaptarme, mucho más aquí de lo que me costó en Granollers, pero también es verdad que esto ha profesionalizado lo que yo estaba haciendo. Ahora, mi estilo de vida es este. Es el alto rendimiento. La temporada no ha sido fácil, hemos tenido cambio de entrenador, al principio de liga hemos fallado en algún partido y hemos tenido que remar muchísimo. También creo que este año he crecido y aprendido mucho. Quizás igual no tanto como jugadora dentro de la pista, pero sí como jugadora de vestuario. Yo estoy muy contenta. Me vuelvo a sentir feliz con el balonmano.

—Decía que mantiene el contacto con la gente del Puchi.
—Pues claro. Si es que son mi familia. Todas las que son de Ibiza son mis amigas, mi hermana está jugando en el equipo. Cada vez que voy a Ibiza las aviso.

—¿Qué echa de menos de Ibiza y del Puchi?
—Del Puchi, echo mucho de menos la sensación de estar continuamente arropada. El mirar a un lado y decir quiero ganar porque yo quiero mucho a esta tía y estamos luchando las dos por lo mismo. Y de Ibiza, echo de menos mi cama, a mis amigos, la rutina que tenía allí. También es un echar de menos de aquella manera. Lo pasé muy bien y disfruté mucho, pero ahora estoy en otro momento de mi vida y estoy muy contenta de estar viviendo esto con el balonmano. Soy como una niña cuando veo la pelota.

—¿Qué le parece la temporada que está haciendo el Puchi?
—Me parece un año muy bueno. Es cierto que al principio pagaron el ser nuevas en la categoría. Hay un salto muy grande entre División de Honor y Plata. Antes de haber jugado, yo pensaba que era algo muchísimo más físico, pero no es eso. Es una temporada mucho más larga, con muchos kilómetros de viajes, la Copa de la Reina, necesitas mucho más banquillo. Yo creo que han hecho una temporada de nota. No todo el mundo puede decir que le haya ganado a Mavi en Gijón. Le plantan cara a todos los equipos, tienen un juego diferenciado, se las reconoce, todo el mundo sabe a qué juega el Puchi. Y jolín, que a estas alturas ya tengan casi la salvación... han madurado mucho dentro del año.

—Escuchándola, se le nota orgullo al hablar del Puchi.
—Pues claro, si soy su fan. Cuando viajamos a Málaga, ellas jugaban en casa por Teledeporte contra Canyamelar, pues yo iba viendo el partido en el móvil. También sigo los partidos de la base, en la medida de lo posible, porque el Puchi es un equipo de base y eso es lo que más valoro en un club. Estoy muy orgullosa. Cuando veo a mis amigas meter goles o defender a quien sea, se me cae la baba.

—Uno de los motivos por los que se fue de Ibiza, son los estudios. ¿Cómo le va con Derecho?
—Pues muy bien. Estoy ya en tercero y muy contenta. La estoy haciendo a distancia así que sólo voy a examinarme, pero lo llevo muy bien.

—Le ha llamado alguna vez la selección y está haciendo un buen año. ¿Qué planes de futuro tiene?
—Yo ahora mismo sé que el balonmano es a lo que quiero dedicarme a corto plazo. No pienso en qué voy a hacer dentro de diez años porque probablemente me dedique a lo que estoy estudiando, pero ahora quiero jugar al balonmano. Es lo que me hace feliz. Quiero mejorar y estabilizarme. No quiero volver a tener inicios de temporada irregulares. Con la selección, pues hay muchas ganas, pero sin prisas. Tengo 21 años y está muy caro ganarse un puesto. Creo que estoy trabajando bien en la B y mientras me den la oportunidad, iré a disfrutar.

—¿Se plantea volver al Puchi?
—Es muy pronto para volver a casa. Acabo de salir y quiero vivir la experiencia del balonmano profesionalmente. No desecho la idea irme a jugar fuera cuando termine la carrera. Pero, por supuesto, que no descarto volver a mi casa. Eso siempre es un sueño y ojalá sea estando en División de Honor. Poder regresar y darle al Puchi mucha experiencia y poder echar un cable con la gente nueva. Darle un plus al club como hizo Ana Ferrer cuando volvió.

Paulina Buforn sorteará una camiseta

La ibicenca Paulina Buforn sorteará una camiseta del Balonmano Zuazo Eskubaloia, su actual club, en su regreso a casa. La iniciativa está teniendo lugar en las redes sociales del Puchi. Para optar a ganar la zamarra, lo único que hay que hacer es acertar el número de goles que meterá la zurda en el duelo de este sábado.