Celebración del Ibiza tras marcar gol. | DANIEL ESPINOSA

La UD Ibiza dio ayer un nuevo paso atrás. Si parecía casi utópico alcanzar el play off en este tramo final de la temporada, el empate de ayer contra el Granada B, que acecha los puestos de descenso, aumentó la dificultad. El equipo celeste fue incapaz de superar a los andaluces, más que nada porque tuvo que jugar en inferioridad numérica prácticamente desde el pitido inicial y eso suele pasar factura.

El partido no pudo comenzar de peor forma para los celestes. Solamente habían pasado seis minutos cuando el portero Lucas vio la roja directa, lo que obligó a los suyos a jugar en inferioridad numérica prácticamente todo el encuentro. Un grave error permitió al delantero visitante, que le ganó la partida por velocidad a Albizua, plantarse solo ante el meta. Su disparo lo tocó éste con la mano fuera del área para evitar el gol. La expulsión no tenía discusión.

El conjunto unionista vio así rota su planificación inicial, en la que apostó por un 4-3-3 con un trivote formado por Núñez, en el centro, con Armenteros y Provencio, que cuajó una buena actuación, como escoltas. Pablo Alfaro decidió retirar al argentino para dar entrada a Álex y optó por tocar lo mínimamente posible el esquema, que pasó a ser un 4-2-3.

Tras incorporarse el ayer guardameta suplente al terreno de juego, tocaba sufrir con el lanzamiento de falta en la frontal del área. Por suerte, el disparo de Yael tocó en la barrera y se marchó a córner. Como es lógico, el dominio pasó a tenerlo el conjunto nazarí, que contabilizó más llegadas que los pitiusos al área.

Mediado este periodo, Ontinveros no llegó por poco a cabecear un centro de Paco Torres al área pequeña. Acto seguido, Adri Rivas perdonó la más clara. Recibió un pase de la muerte de Juan Carlos y, con todo a placer, lanzó sorprendentemente fuera para tranquilidad de la grada ibicenca.

Nacho Buil, con un intrascendente tiro desde el centro del campo, y de nuevo Adri Rivas, con un zapatazo al borde del área que atajó muy bien Álex, insistieron sobre la meta local.

La Udé pudo disponer de una buena oportunidad para marcar en el minuto 41 de no ser por Neva y el árbitro. El lateral desvió la pelota con la mano cuando Cirio, tras un pase picado de Rodado, iba a encarar la portería. El trencilla no sancionó nada para sorpresa de todos. La acción le costó, además, la expulsión del preparador de porteros, Roberto García. Poco después, Cirio protagonizó el único disparo entre los tres palos de los locales, un tiro colocado pero manso que Lejárraga atrapó sin problemas.

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Tras el descanso, la historia cambió. La UD Ibiza mejoró sus prestaciones, se adueñó del balón y esterilizó a un filial que no hallaba ya la forma de hacer daño. Se cambiaron las tornas.”

Los celestes se sacrificaron al máximo, sobre todo en la presión, y avisaron de sus intenciones desde el primer minuto, en el forzaron ya un saque de esquina. Un disparo de Bonilla que se marchó fuera y una acción individual de Rodado que terminó en córner fueron los primeros síntomas de reacción del cuadro local.

La entrada de Raí por Perdomo dio aire fresco a los pitiusos. El brasileño, primero, probó fortuna de chilena y, después, con un zapatazo lejano que el portero desvió por encima del larguero.

Dentro del último cuarto de hora, Rodado volvió a protagonizar una jugada personal en la que el meta despejó con los pies el esférico a saque de esquina. Fue el preámbulo del gol. Bonilla colgó la pelota al área pequeña y ahí apareció la cabeza de Núñez para cruzar la pelota al palo contrario.

La Udé había hecho lo más difícil. Se puso por delante con uno menos. Alfaro decidió entonces reforzar la defensa y dio entrada a Verdú por Cirio. Lo que pocos esperaban es que este cambio saliera rana. La zaga, que hasta entonces no había pasado apuros, no se ajustó bien y Garrido hizo de cabeza el empate a los cinco minutos tras un centro de Víctor Morillo desde la izquierda.

La Udé perdió consistencia y a punto estuvo incluso de acabar perdiendo el partido. Primero, Nacho Buil lanzó un misil fuera desde el vértice del área. Después, en el 90, Serrano desperdició una doble ocasión en el área pequeña. Álex salvó los muebles. Ya en el descuento llegó la más clara, tanto que el balón acabó en la red. Nacho Buil cabeceó la pelota a las mallas, pero el árbitro anuló el gol, al parecer por una mano anterior.

Con el 1-1 acabó un partido que deja a los unionistas con un mal sabor de boca después de ver cómo su esfuerzo no obtuvo recompensa. El sacrificio fue mayúsculo, pero no resultó suficiente y ya no sólo se alejan las opciones de disputar la fase de ascenso, sino también las de clasificación para la Copa del Rey.