Javi Lara, de la UD Ibiza, encara a Haro. | DANIEL ESPINOSA

Sin liderato y a cinco puntos del primer puesto. Así finalizó para la UD Ibiza el derbi autonómico contra el Atlético Baleares, el partido de la jornada en Segunda División B. El equipo celeste sucumbió por la mínima contra su vecino mallorquín (0-1) merced a un error grave en la segunda mitad, justo el día en que el estadio de Can Misses presentaba la mejor entrada en la etapa unionista y más ilusión había en el ambiente. Una lástima.

Con cerca de 3.500 aficionados en la grada –casi 300 de ellos procedían de tierras malorquinas–, el coliseo ibicenco estaba listo para la batalla entre los dos mejores conjuntos del grupo I. Es cierto que aún queda mucha liga y no dejaban de ser tres puntos, pero también lo es que el que ganase se iba a inyectar un subidón de moral y el que perdiera sufriría un bajonazo anímico.

El conjunto pitiuso sorprendió con la entrada de Sibo en la medular como titular en lugar de Javi Lara. Eso sí, se confirmó que éste estaba tocado y era mejor que no disputara los 90 minutos. Por lo demás, Pablo Alfaro fue fiel a su filosofía e incluso apostó por la vertiente ofensiva al apostar por Kike López como lateral derecho con Raí por delante. Por su parte, los balearicos, al contrario que todos los que han visitado la isla este curso, también utilizaron su dibujo usual, un 4-1-4-1 sin fisuras atrás.

Tal y como se podía prever, los dos equipos se mostraron mucho respeto desde el inicio y se preocuparon más de posicionarse correctamente y no dejar huecos que de lanzarse en busca del gol. Fruto de ello, la única ocasión del arranque se produjo a balón parado. En una jugada de córner, Núñez acabó cabeceando la pelota fuera.

A partir de entonces, la batalla física fue total y absoluta. Encontrar resquicios en la zaga parecía imposible. Quizá por eso decidió Javi Pérez probar fortuna desde la frontal con un zapatazo que despejó Manu Herrera con muchos apuros. Es más, Rodado no anduvo lejos de aprovechar el rechace. Poco antes, Gabarre, tras un centro de Pedro Orfila, había protagonizado la primera aproximación de los visitantes con un cabezazo desviado.

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Con el paso de los minutos, el encuentro, que no cambió de decorado, se fue calentando. La tensión de lo que había en juego se trasladó al terreno de juego, si bien no hubo que lamentar ninguna entrada fuera de lugar. Por lo demás, salvo un posible penalti que reclamó Núñez en el 33 y un remate de cabeza de Mariano sin peligro que atajó el portero, no hubo más que reseñar.

La segunda mitad comenzó con un doble cambio por parte visitante. Haro y Borja suplieron a Jordan y Aurtenetxe. La tercera sustitución tampoco se hizo esperar. A los tres minutos, el portero Manu Herrera se lesionó tras un golpe con Raí. Después de cuatro minutos de asistencia, Xavi Ginard ocupó su lugar y el juego se reanudó.

LA CLAVE

Lo que nadie esperaba es que un clamoroso fallo fuese a desequilibrar la balanza en un partido tan trabajado por ambas escuadras. Raí pasó mal el balón atrás y Gabarre lo aprovechó para disparar y batir a Lucas con algo de fortuna, pues la pelota tocó en Mariano y cambió tímidamente de trayectoria en el minuto 56. Menudo palo.

Pablo Alfaro movió el banquillo en busca de soluciones ofensivas. Primero, introdujo a Javi Lara por Sibo y, después, a Mendoza por Cirio. No pudo dar entrada a Carbia porque Kike López se lesionó y dejó su sitio a Fran Grima.

Los locales achucharon en los últimos minutos a base de corazón, pero los blanquiazules se defendieron bien y acabaron asaltando un estadio de Can Misses donde la Udé no caía desde el 18 de noviembre del año pasado (0-1 contra el Don Benito). Por lo que pudo ser y no fue, el bajonazo fue lógico, pero todavía quedan 29 jornadas por delante. La última palabra aún no se ha pronunciado.