Los trabajos de adecuación del terreno ya están en marcha.

A mediados de diciembre, el Ayuntamiento de Vila anunció su intención de construir una zona de lanzamientos en el espacio que se encuentra anexo a la pista de atletismo, en la calle de Aubarca. Las obras para este nuevo equipamiento ya están en marcha y se espera que se terminen en el plazo de un mes.     

Estos trabajos consistirán en desbrozar toda la zona, nivelar el terreno y colocar gravilla para evitar la acumulación de agua. Además, el perímetro se cerrará con una valla de dos metros de altura. Finalmente, se colocorá una jaula de lanzamiento de martillo. Según anunció el Ayuntamiento, estos trabajos tendrán un coste de 33.000 euros.

El problema está en que, según el Club Atletisme Pitiús, este equipamiento no será útil y sí peligroso. El presidente del club, Toni Roig, desmintió las palabras del Ayuntamiento que aseguraban que esta instalación se construía con el consenso del Pitiús y el Patronato. «Mienten, una vez más mienten. Nos presentaron un proyecto y nosotros mandamos un escrito con alegaciones porque muchas cosas no son válidas. Nuestro escrito se registró el 22 de marzo. A las dos semanas llamé al Patronato y me dijeron que ya nos darían respuesta. Ha pasado un mes y sigo sin respuesta y con las obras ya empezadas», lamentó Roig.

Dimensiones

El principal problema está en las dimensiones que tendrá este área de lanzamientos. El proyecto inicial –desde Vila no confirmaron si lo habían cambiado– presenta una zona de lanzamiento de martillo que alcanza los 45 metros de largo, pero que no respeta el ángulo de lanzamiento en las distancias más alejadas. Esto último puede ser peligroso ya que los lanzamientos podrían superar las vallas y caer fuera del recinto habilitado. Del mismo modo, desde el CAP explicaron que con los martillos de entrenamiento que tienen un peso menor, los lanzadores alcanzan distancias mucho más elevadas, que podrían hacer que incluso saliesen del recinto por el frente.

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Si el espacio destinado al martillo no es óptimo, tampoco lo es el de la jabalina –disciplina de la que actualmente no hay lanzadores–. Aquí hay dos aspectos. El primero, la zona de carrera tiene una distancia de 12 metros, cuando lo mínimo para poder lanzar es de 30 metros –36,5 para competiciones–. Aquí al igual que ocurre con el martillo, el margen de caída de la distancia es en la zona más corta inferior a los 30 metros.

Por su parte, desde el Consistorio defendieron que «hay que tener en cuenta que la nueva zona de lanzamiento es una zona de entrenamiento para que puedan entrenar tanto los lanzadores del CAP como otros lanzadores de otros municipios y que todos dispongan de un espacio con facilidades». «El proyecto técnico de la zona de entrenamiento reúne los requisitos suficientes para cubrir las necesidades de los entrenos y el nivel de los lanzadores», aseguraron, a la vez que recordaron que las competiciones se seguirán celebrando en la pista de atletismo.

En el Pitiús insisten en que los lanzadores con los equipos de entrenamiento pueden superar esas distancias fácilmente y recalcan que eso hace que la instalación no sea útil. «Es peligroso porque por esa zona hay gente paseando, con perros, chavales en bicicleta... Cuando se hace una cosa hay que hacerla bien», remarcó Roig.

Sin comunicación

De hecho, el presidente del Pitiús defendió que una reunión entre las dos partes podría haber sido beneficiosa para todas las partes: «Si se hubiesen sentado con nosotros les habríamos dicho que lo que quieren hacer no sirve, que es peligroso y que no tiren 30.000 euros de los contribuyentes. Si se hace se tiene que hacer en condiciones y con las medidas reglamentarias para no poner en peligro a nadie y que se pueda entrenar de la mejor manera posible. Tienen ganas de echar a los lanzadores para no estropear el césped del nuevo campo del fútbol, pero cuando las cosas se hacen mal y sin hablar pues te encuentras estos problemas. Tampoco han entendido nunca que este deporte depende de los atletas de cada año y quizás el próximo no tengamos lanzadores y la instalación se quede ahí muerta de risa».